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Una historia impactante ha mantenido a toda Francia en vilo. 50 hombres, de distintas edades, orígenes y profesiones, están acusados de violar a Gisèle Pelicot, una mujer francesa que fue drogada durante años por su propio marido, Dominique Pelicot, de 72 años. Durante más de 10 años, él la sometió a pastillas para dormir, lo que permitió que estos hombres abusaran de ella con total impunidad.
Los acusados son desde jóvenes hasta mayores, con una mezcla de profesiones que incluye desde bomberos y soldados hasta periodistas y DJ’s. Todos ellos han sido descritos como “hombres comunes”, o Monsieur-Tout-Le-Monde, lo que hace aún más desconcertante este caso. Todos, según la fiscalía, compartieron algo en común: fueron a la casa de los Pelicot, algunos en más de una ocasión, para participar en estos abusos. La próxima semana se conocerá su sentencia, y si son hallados culpables, podrían enfrentarse a más de 600 años de prisión en total.
Lo que hace este caso aún más perturbador es que Dominique Pelicot no solo ha admitido su culpabilidad, sino que ha entregado un sinfín de pruebas en video que documentan cada uno de los encuentros. La evidencia es aplastante, aunque varios de los acusados insisten en que no sabían que Gisèle no estaba en condiciones de dar su consentimiento.
Uno de los acusados, Joseph C., un hombre de 69 años, está enfrentando cuatro años de prisión por abuso sexual, la pena más leve que se solicita. En el otro extremo se encuentra Romain V., de 63 años, acusado de violarla en varias ocasiones sin protección, a pesar de ser portador del VIH. Su caso podría terminar con una condena de 18 años. Algunos de los acusados argumentan que ni siquiera sabían que Gisèle estaba drogada, pues Dominique Pelicot les decía que todo era parte de un juego sexual en el que ella estaba “consintiendo”. 🧐
Entre los testimonios más impactantes está el de Christian L., un bombero de 50 años que afirmó que su “cuerpo violó a Gisèle, pero su mente no”. Otros acusados, como Ahmed T., un plomero de 54 años, intentaron justificar sus acciones argumentando que, de haber querido abusar de alguien, no habrían elegido a una mujer de más de 60 años.
Pero no todos son culpables en este juicio. Jean-Pierre M., apodado el “discípulo” de Pelicot, es el único hombre que no enfrenta cargos de violación. Él mismo admitió que, tras aprender a violar a su esposa, abusó de ella durante cinco años. Este comportamiento escalofriante, que parecía una especie de “rito de iniciación”, fue permitido por el marido de Gisèle, quien manipulo a todos para que cometieran estos crímenes.
A pesar de las excusas de algunos, los fiscales han dejado claro que no puede haber duda sobre la responsabilidad de los acusados, ya que todos sabían lo que hacían y, lo más importante, ninguno de ellos denunció los abusos. A lo largo del juicio, las familias de los acusados también han sido llamadas a testificar, buscando entender cómo sus seres queridos pudieron caer en esta red de abuso.
El marido de Gisèle, Dominique Pelicot, enfrenta una condena de hasta 20 años por su participación activa en los abusos. Y mientras los acusados enfrentan su juicio, Gisèle Pelicot ha afirmado en el tribunal: “No me violaron con una pistola en la cabeza. Me violaron con plena conciencia”.
