Aunque siempre hablamos del Sol, los planetas y las lunas, hay una gran cantidad de rocas espaciales rondando por el sistema solar. Son fragmentos que quedaron de la formación de los planetas interiores, incluyendo a la Tierra.
Pero los meteoritos y cometas no son solo pedazos de roca espacial, ¡nos han revelado muchísimos secretos sobre nuestro planeta! Han ayudado a calcular cuántos años tiene la Tierra, trajeron agua para crear los océanos y hasta influyeron en cómo surgió la vida. Aquí te contamos seis cosas increíbles que hemos descubierto gracias a estos visitantes extraterrestres.
1. ¿Qué tan vieja es la Tierra?
Hace unos 4.500 millones de años, un planeta del tamaño de Marte, llamado Theia, chocó con la proto-Tierra. Este mega impacto cambió la estructura del planeta y además formó la Luna. En aquellos primeros millones de años, la Tierra era básicamente un infierno de lava, lo que hacía casi imposible que se formaran minerales o rocas, por lo que determinar su edad exacta era un reto.
Sin embargo, hemos logrado calcular la antigüedad de nuestro planeta gracias a los meteoritos más antiguos y las rocas más viejas encontradas en la Tierra. Por ejemplo, se encontraron granos de circón en Australia que tienen 4.404 millones de años. ¡Pero los meteoritos primitivos nos dan una edad aún más precisa para el sistema solar, de 4.567 millones de años! Así que, en resumen, se estima que la Tierra tiene aproximadamente 4.543 millones de años.
2. Los ingredientes de la vida vinieron del espacio.
Una teoría muy aceptada dice que los compuestos orgánicos necesarios para que surgiera la vida se formaron en el espacio y llegaron a la Tierra en meteoritos. Durante el bombardeo intenso tardío, hace entre 4.100 y 3.800 millones de años, llegaron una cantidad impresionante de estos compuestos, incluidos aminoácidos y moléculas basadas en carbono.
Este bombardeo trajo a la Tierra las moléculas esenciales que, según algunas teorías, impulsaron la evolución química y dieron lugar a la vida. De hecho, la evidencia más antigua de vida son microorganismos que datan de hace 3.800 millones de años, justo después de este intenso período de impactos.
3. ¡Gracias, meteoritos, por los océanos!
Durante ese mismo bombardeo tardío, no solo llegaron compuestos orgánicos, sino también grandes cantidades de agua. Y lo más interesante es que meteoritos y cometas jugaron un papel crucial en la formación de los océanos y la atmósfera primitiva de la Tierra.
El agua que vemos hoy en los mares y que bebemos probablemente tiene, al menos en parte, un origen extraterrestre. Cuando la temperatura de la Tierra bajó lo suficiente, apareció la primera lluvia que ayudó a formar los océanos primordiales. ¡Así que, en cierto modo, también le debemos a los meteoritos el agua que consumimos a diario!
4. Extinciones causadas por meteoritos.
Los meteoritos no solo trajeron vida, también trajeron destrucción. Un ejemplo es el impacto que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años, vinculado al cráter de Chicxulub en México. Este es uno de los impactos más grandes registrados en nuestro planeta.
Sin embargo, no fue la única extinción causada por meteoritos. La extinción del Devónico tardío, entre hace 380 y 360 millones de años, también está relacionada con múltiples impactos y cambios en el clima. Así que, sin duda, los meteoritos han jugado un papel decisivo en la historia de la vida en la Tierra.
5. Lo más profundo de la Tierra.
Aunque no podemos acceder directamente al manto profundo o al núcleo de la Tierra, podemos saber mucho sobre ellos gracias a los meteoritos. Las palasitas y los meteoritos metálicos, que vienen de asteroides que también tienen un manto y núcleo como la Tierra, nos han permitido entender mejor la composición interna de nuestro planeta.
Estos meteoritos contienen aleaciones de níquel-hierro y cristales de olivino, que son clave para entender lo que hay en el límite entre el manto y el núcleo de la Tierra. Así que, aunque no podamos cavar tan profundo, ¡los meteoritos nos dan una pista!
6. #Meteoritos y minas de #Oro y #Níquel.
Además de todo lo que nos han enseñado, los meteoritos también han influido en la disponibilidad de minerales preciosos. Un ejemplo es la mayor reserva de oro del mundo, en las rocas de Witwatersrand, en Sudáfrica, que se preservaron gracias al impacto de un meteorito hace más de 2.000 millones de años.
Lo mismo sucede con los grandes depósitos de níquel en Sudbury, Canadá, formados por un impacto hace 1.849 millones de años. Estos eventos crearon algunos de los distritos mineros más ricos del planeta.