La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha emitido un inquietante informe que revela un preocupante aumento en el calentamiento global de la Tierra, alcanzando entre 2.5 y 2.9 grados Celsius desde la época preindustrial. Esta aceleración supera significativamente el límite internacional de 1.5 grados Celsius establecido en el acuerdo climático de París en 2015, según advirtió el organismo ayer.
Para mantener la esperanza de limitar el calentamiento a 1.5 grados Celsius, los países deben realizar una reducción drástica del 42 por ciento en sus emisiones para finales de esta década, según detalla el informe sobre la Brecha de Emisiones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El reporte subraya que las emisiones de carbono, derivadas de la quema de carbón, petróleo y gas, aumentaron un 1.2 por ciento el año pasado, señalando la urgencia de abordar estas fuentes contaminantes.
En el transcurso de este año, la Tierra ha experimentado un adelanto de los impactos futuros, con 127 días de temperaturas diarias promedio superiores a 1.5 grados Celsius, según el servicio climático europeo Copernicus. Esto representa un alarmante 40 por ciento del año hasta la fecha, destacando la gravedad de la situación.
La vicedirectora de Copernicus, Samantha Burgess, anunció que el viernes pasado, el mundo alcanzó la marca de 2 grados Celsius sobre los niveles preindustriales, un hito preocupante que subraya la urgencia de abordar la crisis climática.
La principal autora del informe, Anne Olhoff del centro alemán de investigación climática Concito, advierte que lo que hemos presenciado hasta ahora es solo el comienzo y que el futuro traerá consigo un aumento más pronunciado en el calentamiento global.
En respuesta a estas alarmantes revelaciones, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hace un llamado urgente a los líderes para que intensifiquen drásticamente sus esfuerzos, destacando la necesidad de eliminar las raíces tóxicas de la crisis climática: los combustibles fósiles.
Oxfam Internacional agrega un aspecto crítico al señalar que el 1 por ciento más rico de la población es responsable de la misma cantidad de contaminación que los dos tercios más pobres del planeta, resaltando la desigualdad en la responsabilidad ambiental.