El analista dominicano Narciso Isa Conde destaca los desafíos críticos que enfrenta la civilización en medio de la COP28, describiendo la decadencia irreversible del sistema capitalista occidental. La acumulación de capitales, las guerras y la industria armamentística han llevado a un aumento alarmante del calentamiento global, la depredación ambiental y la vulnerabilidad extrema del planeta y sus habitantes.
La conexión entre la crisis bélica y ambiental se hace evidente, manifestándose como un conflicto entre países emergentes y Occidente, así como entre Rusia y la OTAN-UE. En este contexto, Gaza experimenta un genocidio persistente, con más de 20 mil muertos, incluyendo más de 8 mil niños. El informe del Centro Delàs revela que los principales exportadores de armas, representando el 35.48% de la población mundial, son responsables del 67.1% de las emisiones globales de CO₂.
El Programa de la ONU para el Medio Ambiente advierte que el mundo se dirige hacia un calentamiento de 2.5 a 2.9 grados Celsius, muy por encima de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París. La COP28 en Dubái se vuelve crucial, ya que solo hay un 14% de probabilidades de alcanzar la meta de 1.5 °C.
Científicos destacados advierten que un calentamiento de dos grados podría desencadenar fenómenos catastróficos, llevando la temperatura media del planeta a 4 o 5 grados Celsius. El 17 de noviembre de 2023 marca el primer día en que la temperatura global supera los 2 °C, según Copernicus, evidenciando la urgencia de abordar la crisis climática.
La élite contaminadora, el 1% más rico del mundo, es señalada como la principal responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero. Su extravagante huella de carbono, proveniente de superyates, jets privados y otros lujos, es 77 veces mayor de lo necesario para evitar superar la temperatura de 1.5 °C.
Frente a la falta de liderazgo político, Isa Conde y otros analistas señalan la sumisión de una clase política decadente a los intereses corporativos y a la élite adinerada. Oxfam y The Guardian destacan que el 1% más rico emite más gases de efecto invernadero en un año que el 99% restante en mil 500 años.
En medio de llamados a buscar alternativas anticapitalistas, se plantea la urgencia de una revolución anticapitalista como condición necesaria para la supervivencia de la especie, ante la trayectoria catastrófica del necrocapitalismo.