En un giro inesperado, Samuel García Sepúlveda, actual gobernador de Nuevo León, ha expuesto una carta enviada por representantes del PRI y el PAN, conocidos como el Prian, en la que le proponían un intercambio para cederle el gobierno a cambio de sus propias ambiciones. García, lejos de aceptar las condiciones, calificó las demandas como absurdas y declaró que no permitiría el saqueo de recursos.
En un evento público en el municipio de Escobedo, García reveló algunas de las 11 exigencias contenidas en la carta. Estas incluían una solicitud de 2 mil 500 millones para el próximo año, la renuncia a todas las carpetas penales contra líderes del PRI y el PAN, exención de impuestos durante los próximos cinco años, y la permanencia de ciertos funcionarios señalados por García como corruptos.
El gobernador desestimó la posibilidad de ceder ante estas peticiones, afirmando que se negaría a permitir que la “vieja política” recuperara el poder y saqueara los recursos del estado. “Son unos corrientes, el PRI y el PAN de Nuevo León, lo digo con todas sus letras, son lo más corriente que he visto en mi vida”, expresó García.
Ante la controversia sobre la legalidad de su regreso a la gubernatura, García insistió en que no está en desacato, ya que, según él, al no hacer uso de la licencia de seis meses y reasumir el cargo, automáticamente desairó la licencia, y eso es suficiente.
La revelación de las supuestas “exigencias del Prian” ha generado un nuevo capítulo en la política de Nuevo León, planteando preguntas sobre la integridad y la transparencia en la gestión gubernamental. Mientras tanto, el Congreso local se prepara para sesionar y determinar el curso de acción en este complejo escenario político.