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Las recientes declaraciones del ex presidente Donald Trump han desatado una oleada de preocupación y debates en Washington y Nueva York. La promesa de Trump de abusar de su poder y establecer un régimen dictatorial en su primer día de regreso a la Casa Blanca ha generado inquietud entre los demócratas y alertado a analistas políticos.
En una entrevista con Sean Hannity de Fox News, Trump, de manera burlona, declaró que, excepto el primer día, no abusará del poder contra otros. Ante la solicitud de aclaración, mencionó su deseo de cerrar la frontera y tomar medidas en la industria petrolera.
Analistas y expertos han advertido que, de ser reelegido, Trump podría representar una amenaza para la democracia estadounidense, utilizando la presidencia para perseguir y encarcelar a críticos y periodistas. La ex diputada Liz Cheney alertó que Estados Unidos se encamina hacia la dictadura con Trump en la boleta electoral de 2024.
Algunos medios nacionales, como The New York Times y The Washington Post, han destacado la posibilidad de que, de regresar al poder, Trump minaría partes fundamentales de la democracia. Sin embargo, estas advertencias parecen fortalecer la imagen de Trump como un insurgente que lucha contra las élites, consolidando el apoyo de sus seguidores.
Trump ha enfatizado mensajes neofascistas en sus redes sociales, prometiendo “demoler al Estado profundo”, expulsar a diversos grupos y “lanzar a Joe Biden de la Casa Blanca”. Además, ha usado retórica antimigrante y amenazado con detener a indocumentados en campos de concentración.
La estrategia de Biden para la reelección se centra en presentar a Trump como una amenaza para la democracia. Trump, por su parte, no oculta sus intenciones y ha declarado que está determinado a destruir la democracia. La incertidumbre sobre su juego político crece, y el debate se centra en si las amenazas de Trump son reales y representan un peligro para la democracia.
Cabe destacar que Trump enfrenta múltiples cargos criminales en diferentes casos, incluyendo acusaciones de intentar descarrilar el proceso democrático y incitar a un golpe de Estado. La situación política en Estados Unidos se vuelve cada vez más compleja y polarizada, con la democracia en el centro del debate electoral.
