Este miércoles, Toshiba pone fin a su cotización en la Bolsa de Tokio después de una impresionante permanencia de 74 años, marcando el cierre de una década tumultuosa y llena de escándalos que sacudió a una de las marcas más destacadas de Japón, iniciando así una nueva etapa llena de incertidumbre y adquisiciones.
El gigante conglomerado está experimentando un proceso de privatización liderado por un consorcio de inversores encabezados por la firma de capital privado Japan Industrial Partners (JIP). Este grupo incluye servicios financieros, la empresa Orix, Chubu Electric Power, y el fabricante de chips Rohm.
El destino exacto de Toshiba bajo sus nuevos propietarios aún no está claro, pero se anticipa que el actual presidente ejecutivo, Taro Shimada, quien continuará en su puesto tras la adquisición, centrará su enfoque en servicios digitales de alto margen.
La compra, valuada en 14 mil millones de dólares, significa que Toshiba ahora estará bajo control nacional después de prolongadas disputas con inversores que impactaron a la compañía, conocida por su papel en la fabricación de baterías, chips, tecnología nuclear y equipamiento de defensa.
El respaldo de JIP a Shimada frustró su plan previo de asociarse con un fondo respaldado por el estado, llevando a algunos expertos de la industria a sugerir que dividir Toshiba podría ser una alternativa más viable.
“Las dificultades de Toshiba fueron el resultado de una combinación de decisiones estratégicas erróneas y mala fortuna”, expresó Damian Thong, jefe de investigación de Japón en Macquarie Capital Securities. “Espero que, a través de desinversiones, los activos y el talento humano de Toshiba encuentren nuevos horizontes para liberar todo su potencial”.
El gobierno japonés, consciente de la importancia estratégica de la empresa, mantendrá una estrecha vigilancia sobre el proceso, dado que Toshiba emplea a alrededor de 106 mil personas y algunas de sus operaciones son consideradas críticas para la seguridad nacional.
Cuatro ejecutivos de JIP se unirán a la junta directiva, junto con representantes de Orix y Chubu Electric, configurando un nuevo equipo directivo. Además, un asesor senior del principal prestamista de Toshiba, Sumitomo Mitsui Financial, también se incorporará.
Toshiba ya ha iniciado acciones con una asociación con el inversor Rohm, con una inversión conjunta de 2 mil 700 millones de dólares en instalaciones de fabricación para la producción conjunta de energía.
Para Toshiba, el desafío radica en salir de los negocios de menor margen y desarrollar estrategias comerciales más sólidas para sus tecnologías avanzadas, según Ulrike Schaede, profesora de negocios japoneses en la Universidad de California en San Diego, quien destaca: “Si la gerencia puede encontrar una manera de permitir que esos ingenieros participen realmente en actividades de innovación, podrían emerger como un actor importante. Son una empresa de tecnología profunda”.