Preocupante Deserción de Denuncias por #ViolenciaDeGénero en #Hidalgo.

La atención a casos de violencia de género en Hidalgo, a cargo de la Policía Violeta, enfrenta un desafío alarmante, según reveló Marisol González, miembro de un colectivo feminista. A pesar de la creación de la Policía Violeta para abordar de manera constante la violencia de género en la región, un número significativo de mujeres que han sufrido violencia no concluyen los procesos de denuncia, evidenciando temores arraigados, arrepentimientos y el riesgo de represalias por parte de sus agresores.

Las diversas manifestaciones de maltrato, que van desde el control y chantaje hasta la agresión física y sexual, a menudo provienen de parejas, progenitores y familiares. Las afectadas se ven sometidas a situaciones donde son controladas, chantajeadas, celadas y prohibidas, sumado a tocamientos indebidos, caricias agresivas, golpes, pellizcos, arañazos, empujones y cachetadas, que en casos extremos desembocan en mutilaciones y asesinatos.

A pesar de la recurrencia de estos problemas en Hidalgo y en todo el país, las mujeres que experimentan este tipo de violencia no siempre llevan a cabo sus denuncias. “Estar atrapadas en un círculo de violencia no es sencillo, y salir de él es aún más difícil. Las mujeres temen denunciar, inicialmente creen que la situación mejorará, y así pueden pasar años tolerando la violencia. Cuando finalmente reúnen el valor para denunciar, a menudo se enfrentan a numerosos obstáculos en el proceso”, lamentó González.

A pesar de los esfuerzos diarios de los elementos policiales dedicados exclusivamente a estos casos, quienes patrullan los municipios del estado y utilizan torres de pánico equipadas con botones de auxilio y cámaras de videovigilancia, la activista destacó que, aunque los protocolos son adecuados, la responsabilidad de que los agresores enfrenten consecuencias recae en gran medida en la víctima.

Según González, las mujeres son las principales decisionantes de continuar o no con sus denuncias. No obstante, señaló que tanto el personal de las dependencias como la sociedad en general también influyen en que las mujeres abandonen sus esfuerzos. “En ocasiones, el mismo círculo social o familiar las detiene, y algunos trabajadores del Ministerio Público les advierten sobre la longitud del proceso, solicitando más pruebas y realizando preguntas incómodas que las inducen a abandonar todo y retomar sus vidas, generalmente por el bienestar de terceros, como hijos, entre otros”, concluyó.