El trágico asesinato de Germán Alegría Estrada, exsecretario de Seguridad Pública de Berriozábal, Chiapas, ha destapado una serie de revelaciones impactantes. Se ha sugerido que Alegría habría revelado presuntos nexos entre el Cártel de Sinaloa y funcionarios del gobierno chiapaneco poco antes de su muerte.

Según informes, Alegría fue secuestrado y posteriormente encontrado muerto junto con dos de sus colaboradores. En la escena del crimen, se halló un mensaje firmado por el recién surgido Cártel de Chiapas y Guatemala (CCyG), que se atribuyó el acto como represalia.
Se dice que Alegría fue sometido a un interrogatorio por presuntos miembros del Cártel de Chiapas y Guatemala, donde detalló supuestos vínculos entre funcionarios de Chiapas y el Cártel de Sinaloa. Alegría habría mencionado nombres y roles de varios individuos, incluyendo al comandante del cártel en Chiapas, ‘El Güero Pulseras’.
Las revelaciones incluyen supuestos encargados de plaza y operaciones del cártel en diferentes localidades de Chiapas, así como menciones a funcionarios estatales supuestamente involucrados en actividades ilícitas. Se ha destacado la presunta complicidad de autoridades locales en operaciones delictivas relacionadas con el cártel.
Es importante señalar que en situaciones similares, las organizaciones criminales a menudo obligan a sus víctimas a hacer declaraciones con el fin de desviar la responsabilidad de ciertos delitos. Este caso subraya la complejidad y la gravedad de la situación de seguridad en la región, así como la necesidad de una acción firme por parte de las autoridades para abordar el crimen organizado y sus redes de influencia.