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Tula de Allende, Hidalgo.- La reserva natural de Santa María Macuá ha sido elogiada como un referente de restauración ecológica gracias a su sólido manejo a lo largo de 14 años. Este esfuerzo ha culminado en la formación de un robusto bosque de encinos, acompañado por una abundante presencia de huizaches y magueyes. Además, los recientes avistamientos de gatos monteses, zorros grises y al menos dos especies de zorrillos indican un equilibrio ecológico en la zona.
Ismael Alvarado Aguilar, subdirector de Áreas Naturales Protegidas en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath), destacó que esta área de conservación, ubicada en el noroeste del municipio, abarca 138.91 hectáreas y ha sido gestionada eficazmente a nivel municipal.
En 2009, el ejido de Santa María Macuá solicitó al Consejo Estatal de Ecología (Coede) la designación de esta tierra como área protegida. Tras un plan quinquenal de restauración, la Semarnath otorgó oficialmente esta categoría en 2014.
Alvarado explicó que el Consejo de Administración, en colaboración con la comunidad, el municipio y la Semarnath, ha implementado acciones significativas para restaurar el suelo y mantener el equilibrio ecológico. Entre estas acciones se incluyen extensas reforestaciones con encinos y magueyes en 80 hectáreas, así como la construcción de 200 zanjas ciegas o trincheras por cada hectárea para la captación de agua, asegurando la subsistencia de los árboles y el filtrado al subsuelo. También se ha llevado a cabo el acordonamiento con piedra acomodada.
Hoy en día, la reserva alberga una diversidad de flora que incluye huizaches, mezquites, garambullos, nopales, magueyes y varios arbustos. En cuanto a la fauna, se ha documentado la presencia de gatos monteses, zorros grises, al menos dos especies de zorrillos, anfibios y reptiles. Además, se han identificado mamíferos como cacomixtles, conejos, liebres y roedores.
Alvarado comentó sobre la cadena alimentaria que aún se mantiene intacta, aunque sugirió la necesidad de corroborar la presencia de coyotes, que son un eslabón clave. Respecto a las jaurías de perros ferales reportadas anteriormente, Alvarado señaló que, aunque se mencionó su presencia, la situación ha sido controlada, y hasta ahora no han confirmado problemas. Admitió que los perros salvajes podrían representar un riesgo para el ganado y la fauna, pero insistió en la importancia de actuar con cautela debido a las leyes de protección de la fauna silvestre.
