En un esfuerzo por invocar las lluvias tan necesarias, Isabel Macotela, una practicante de medicina ancestral, lideró una ceremonia ritual en las orillas de la casi agotada presa La Estanzuela, ubicada en Mineral del Chico, Hidalgo. Junto a residentes locales y apoyo de grupos de otras regiones, la comunidad se reunió para expresar gratitud a la Madre Tierra y solicitar su bendición de agua.
El evento atrajo a unas cien personas, incluidos miembros de organizaciones de Querétaro y Ciudad de México, como Madres de la Sabiduría. Portando flores, frutos y semillas, se realizó una ofrenda dedicada a la naturaleza, incluyendo alimentos como maíz, garbanzos y plantas medicinales como manzanilla y albahaca.
La ceremonia tuvo como objetivo restaurar el equilibrio de los cuatro elementos fundamentales del universo: agua, tierra, viento y fuego. Utilizando simbolismo ancestral, los participantes colocaron ofrendas en un caracol, representando el viento, un incensario de barro para el fuego, y vasijas de barro para el agua, junto con semillas en referencia a la tierra.
Además de las ofrendas, se dispusieron recipientes con alimentos como atole, pan y tamales, destinados a los animales que habitan cerca de la presa y también sufren los estragos de la sequía. La ceremonia incluyó cánticos y plegarias al ritmo de tambores prehispánicos, uniendo a los participantes en un círculo alrededor de una antigua estructura en la presa.
Isabel Macotela destacó que esta ceremonia no se limitaba solo a la presa, sino que su intención abarcaba todo el estado, el país y el mundo. Explicó que la práctica estaba inspirada en las culturas prehispánicas de México y lamentó que muchas de estas tradiciones se hayan perdido debido a malentendidos y prejuicios.
A pesar de los juicios y estigmas, Macotela enfatizó que su labor era un acto de amor hacia la naturaleza y la vida en todas sus formas, preocupada por el bienestar de la humanidad y los seres vivos que dependen del equilibrio natural.