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El gigante farmacéutico AstraZeneca ha reconocido ante los tribunales británicos que su vacuna contra el COVID-19 puede ocasionar trombosis, generando preocupación en medio de una demanda colectiva en el Reino Unido. Esta admisión se refiere al síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS), aunque se destaca que estos casos son extremadamente raros y afectan a una minoría de personas inoculadas con la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford.
El síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS) es una condición poco frecuente caracterizada por la formación de coágulos sanguíneos acompañados de un bajo conteo de plaquetas en la sangre. Aunque poco común, puede ser grave y potencialmente mortal si no se trata de manera oportuna.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) han identificado varios síntomas asociados con la trombocitopenia, incluyendo sangrado prolongado ante heridas pequeñas, la presencia de petequias (puntos rojos bajo la piel), manchas en la piel de diversos colores, sangrado nasal o de encías, presencia de sangre en la orina o heces, y sangrado menstrual abundante.
Estas revelaciones han surgido en medio de un contexto en el que AstraZeneca enfrenta múltiples demandas judiciales por parte de familiares de personas afectadas por este síndrome. Es la primera vez que la empresa reconoce oficialmente este problema ante los tribunales, aunque insiste en los beneficios generales de su vacuna contra el COVID-19, la cual ha sido aplicada a millones de personas en todo el mundo desde el año 2020.
Es importante seguir de cerca el desarrollo de esta situación y las medidas que adoptarán las autoridades sanitarias y reguladoras frente a estos riesgos asociados con la vacuna de AstraZeneca.
