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Con el paso de los años, la imagen de César Luis Menotti sigue grabada en los archivos del Mundial de Argentina 1978. Con 85 años a sus espaldas, el Flaco, como era conocido, conservaba su estampa alta y delgada, lúcido en cada palabra sobre fútbol. En su despacho, rodeado de libros y fotos, prefería el combate a la complacencia médica, desafiando los estragos del tiempo y la enfermedad.
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) anunció el fallecimiento de Menotti, campeón mundial en 1978 y referente del juego ofensivo, quien dejó un legado imborrable en el deporte, inspirando a jugadores y entrenadores de diversas generaciones. El Flaco, internado por anemia severa en marzo y dado de alta en abril, partió en Buenos Aires a los 85 años, dejando enigma sobre las causas de su deceso.
Menotti, recordado por su papel en la Albiceleste campeona en 1978, desafió los cánones del fútbol de su época, defendiendo un juego estético y ofensivo. Su contribución a Huracán en 1973 fue trascendental, convirtiéndolo en un equipo admirado por su estilo. Este “fútbol para mi país”, como lo llamaba, era mucho más que títulos; era una búsqueda constante de la felicidad en el juego.
Apodado “La Nuestra”, el estilo de Menotti combinaba toque, gambeta y belleza en cada acción. Su revolución futbolística fue inmortalizada por jugadores y admiradores como una búsqueda eterna de la excelencia en el terreno de juego. Sus enseñanzas y análisis se volvieron referentes en la comunidad futbolística, dejando un legado que trasciende generaciones.
A lo largo de su carrera, Menotti desafió no solo las normas del juego, sino también los dictámenes políticos. Su relación con la dictadura militar de su país fue ambigua, mostrando un compromiso con el juego por encima de las ideologías. A pesar de las presiones, mantuvo su integridad y su compromiso con una visión de juego única.
Con su partida, el mundo del fútbol pierde a un icono, pero su legado perdurará en cada jugador que defienda un estilo de juego fiel a sus principios. La vida y obra de Menotti quedan como testimonio de que el fútbol es mucho más que un deporte; es un arte que trasciende fronteras y generaciones.
