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Un exhaustivo reconocimiento revela la crítica situación de la presa Vicente Aguirre, ubicada en Zozea, municipio de Alfajayucan. Lo que una vez fue un vasto cuerpo de agua, hoy yace casi seco, con apenas rastros de su antigua gloria.
El panorama es desolador; donde antes se mecían las olas, ahora sólo se extiende una vasta extensión de arena y tierra reseca. La escena evoca imágenes bíblicas, según comentan los pescadores locales de la cooperativa Zozea, quienes afirman que esta crisis hídrica es sin precedentes en la región.
La cooperativa, antes próspera, ahora enfrenta una dura realidad. Con el declive del agua, el empleo y la subsistencia se desvanecen para sus miembros. Muchos han tenido que buscar oportunidades laborales en otros lugares o cambiar de actividad económica para sobrevivir en medio del creciente desempleo.
Según el informe oficial de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la reserva hídrica actualmente está por debajo del uno por ciento de su capacidad total. “Prácticamente solo queda lodo en las presas”, lamentan los pescadores, viendo cómo su fuente de vida se desvanece.
Además de su valor económico, la presa Vicente Aguirre también era un destino turístico ecológico. Los esfuerzos de la cooperativa para desarrollar el turismo incluyeron la adquisición de lanchas y la construcción de un muelle. Sin embargo, en la actualidad, estas embarcaciones yacen abandonadas, testigos mudos de tiempos mejores.
Los pescadores, ante la falta de oportunidades, se ven obligados a buscar sustento en otras comunidades o centros urbanos, dejando atrás su hogar en busca de un futuro más próspero para sus familias.
