El fenómeno de desaceleración de la inflación no se limita únicamente a México, sino que se extiende a varios países que, al igual que el Banco de México, han incrementado sus tasas de interés para enfriar sus economías.
En Estados Unidos, la inflación ha disminuido en 6.1 puntos porcentuales desde su máximo de 9.1% en junio pasado, situándose actualmente en 3.0%, cercana al objetivo de la Reserva Federal (Fed).
La zona euro también ha experimentado una desaceleración inflacionaria, aunque a un ritmo más lento que Estados Unidos y México. El Banco Central Europeo (BCE) ha continuado con aumentos de tasas de interés debido a esta reducción de la presión sobre los precios.
Por otro lado, el Reino Unido ha sido más afectado por el alto costo de vida, con una inflación que apenas ha logrado disminuir en 3.2 puntos porcentuales en ocho meses, a pesar de los aumentos de tasas realizados por el Banco de Inglaterra.
Sin embargo, España ha logrado alcanzar el objetivo de inflación del BCE, manteniéndose en 1.9% en junio, beneficiándose de la reducción de los precios de la energía y su menor dependencia del gas ruso.
Este escenario de desinflación se suma a la disminución del Producto Interno Bruto (PIB) en la zona euro durante el primer trimestre del año, generando desafíos para los bancos centrales y la toma de decisiones sobre las tasas de interés.