Desde el inicio del 2018, Guanajuato ha enfrentado un aumento alarmante de la violencia, impulsado por la disputa entre el Cártel de Santa Rosa de Lima y el Cártel Jalisco Nueva Generación. Esta rivalidad comenzó por el control del robo de hidrocarburos y se intensificó con el dominio del narcomenudeo de metanfetaminas, colocando al estado en la primera línea de ataques mortales contra fuerzas policiales.
Según datos de la organización civil Causa en Común, entre el 1 de enero de 2018 y el 30 de junio de 2024, 418 personas dedicadas a labores de seguridad pública han sido asesinadas en Guanajuato. Aunque en 2022 se registró una leve disminución, con 50 víctimas fatales, el estado ha liderado el trágico conteo en todos los demás años, superando incluso a entidades como Zacatecas.
El perfil de las víctimas incluye policías municipales, estatales, agentes de tránsito y personal de seguridad federal, quienes han perdido la vida mayormente a manos de grupos del crimen organizado.