Después de dos semanas y media llenas de adrenalina y momentos inolvidables, es hora de decir “¡Hasta pronto!” a los Juegos Olímpicos de París.
El gran cierre tuvo lugar este domingo en el emblemático Estadio de Francia, ubicado en Saint-Denis, a las afueras de la ciudad luz. El estadio brilló con luces espectaculares mientras la bandera nacional francesa hacía su entrada triunfal, marcando el inicio de la ceremonia.
Los abanderados desfilaron con estilo, mientras los famosos anillos olímpicos se ensamblaban y se elevaban majestuosamente sobre el escenario, creando un momento digno de recordar.
La fiesta continuó con una impresionante actuación de bailarines que llenaron el escenario del Stade de France con energía, mientras el pianista suizo Alain Roche nos deleitaba con su música, capturada desde una cámara robótica colocada estratégicamente sobre el campo.
Uno de los momentos más impactantes fue la aparición de la Victoria Alada de Samotracia en el escenario, acompañada de una figura dorada que se movía con gracia.
Por supuesto, no podían faltar los fuegos artificiales que iluminaron el cielo parisino, cerrando con broche de oro esta espectacular ceremonia.
La música estuvo a cargo de la talentosa Angele de Bélgica, quien interpretó una canción junto al DJ Kavinsky, y la banda francesa Phoenix, que puso a todos a cantar con sus éxitos.
Los atletas japoneses también hicieron acto de presencia, sumándose a la celebración que marcó el fin de estos emocionantes juegos.
Pero eso no fue todo, el mismísimo Tom Cruise hizo una entrada de película, aterrizando desde el techo frente a una de las entradas del estadio, para sorpresa de todos los presentes.
El pebetero olímpico, ubicado en el Jardín de las Tullerías, marcó el fin de esta inolvidable edición de los Juegos Olímpicos, mientras la artista francesa Zaho de Sagazan abría la ceremonia interpretando “Sous le Ciel de Paris”.
Entre los asistentes destacados, se pudo ver al presidente de Francia, Emmanuel Macron, sentado junto a su esposa, Brigitte, y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.
Mientras tanto, un ejército de voluntarios trabajaba dentro del estadio para asegurarse de que todo saliera a la perfección en este gran adiós.