Un testigo clave ha declarado recientemente que el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, estuvo presente durante el asesinato de Melesio Cuén en Culiacán el 24 de mayo de 2024. Según el testimonio, el gobernador presenció el ataque sin intervenir, generando especulaciones sobre su papel en el suceso. Esta revelación ha levantado sospechas acerca de su posible complicidad o negligencia en un momento crítico.
El gobierno estatal ha negado cualquier implicación, calificando las acusaciones de infundadas y asegurando que se colaborará con las autoridades en la investigación. Sin embargo, el impacto político es innegable, ya que la opinión pública exige claridad y justicia. La presencia del gobernador en la escena del crimen ha puesto en tela de juicio la integridad de su administración.
Las familias de las víctimas, incluidas las de Melesio Cuén, han pedido una investigación exhaustiva para que los responsables sean llevados ante la justicia. Este caso ha resaltado las tensiones existentes en Sinaloa entre los líderes políticos y las comunidades locales que claman por seguridad y justicia.
El incidente también ha provocado una ola de críticas hacia el partido Morena, al que pertenece el gobernador. Los adversarios políticos han utilizado este escándalo para cuestionar la ética y la transparencia del partido, sugiriendo que los intereses personales están siendo priorizados sobre la seguridad pública.
A medida que avanzan las investigaciones, se espera que salgan a la luz más detalles que puedan aclarar o complicar la situación legal del gobernador Rocha Moya. Por ahora, el caso continúa siendo un recordatorio de los desafíos persistentes que enfrenta la gobernabilidad en Sinaloa.