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Un momento lleno de emoción y luz se vivió hoy cuando las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron la recuperación del nieto 133, hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) durante la dictadura militar en Argentina. Cristina fue secuestrada y desaparecida en 1976, cuando estaba embarazada de dos meses, mientras que Julio estaba en Italia, perseguido por el régimen.
El joven recuperado, cuya identidad no se reveló hasta garantizar los pasos necesarios para su restitución, comenzó la búsqueda hace cinco años al encontrar datos que generaban dudas sobre su familia adoptiva, una enfermera y un militar que lo registraron como propio en marzo de 1977.
El reencuentro con la familia biológica fue conmovedor, y el hermano del joven, Miguel “Tano” Santucho, quien trabaja con las Abuelas, expresó su alegría y emoción. Este acontecimiento representa uno de los momentos más luminosos de sus vidas y trae consigo la esperanza de estar juntos para siempre.
La lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo ha sido un referente en la búsqueda de verdad y justicia para las víctimas de la dictadura militar. A pesar de los ataques y descalificaciones de algunos sectores políticos, la labor de estas organizaciones ha sido fundamental para esclarecer los crímenes cometidos durante ese oscuro período.
En este contexto, la recuperación del nieto 133 es motivo de esperanza y luz en medio de una campaña electoral donde los derechos humanos han sido cuestionados. La historia de resistencia y lucha de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo es una muestra de valor y perseverancia, enfrentando adversidades y desacreditaciones.
Este reencuentro también trae a la memoria la lucha actual de los pueblos, como el caso del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien ha sido denunciado por violación de los derechos humanos. La marcha del Malón por la Paz es una muestra de la resistencia del pueblo jujeño.
La recuperación del nieto 133 es un recordatorio de que la verdad y la justicia son fundamentales para la construcción de una sociedad más justa y solidaria. El legado de las Abuelas de Plaza de Mayo perdura y continúa iluminando el camino hacia un futuro de paz y derechos humanos para todos.
