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El ejército israelí ha encontrado los cuerpos de seis rehenes en un túnel subterráneo en Rafah, Gaza, y los ha devuelto a Israel. Entre ellos, está Hersh Goldberg-Polin, un joven israelí-estadounidense cuya familia ya ha confirmado su muerte. Además, los cuerpos de Eden Yerushalmi, Carmel Gat, Almog Sarusi, Alex Lobanov, y Ori Danino también fueron recuperados, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
La noticia ha sido un golpe brutal para las familias de los cautivos, quienes han vivido meses de incertidumbre y dolor desde que sus seres queridos fueron secuestrados por Hamas hace más de 10 meses. “Con el corazón roto, la familia Goldberg-Polin está devastada al anunciar la muerte de su querido hijo y hermano, Hersh”, expresó la familia en un comunicado, agradeciendo el apoyo recibido y solicitando privacidad en este difícil momento.
El descubrimiento de los cuerpos eleva la tensión en Israel, donde muchas familias, lideradas por los padres de Hersh, Rachel y Jonathan Goldberg-Polin, han presionado fuertemente al primer ministro Benjamin Netanyahu para que negocie un acuerdo que traiga a casa a los rehenes. El joven de 23 años fue uno de los capturados a punta de pistola por militantes de Hamas durante el festival de música Nova el pasado 7 de octubre, convirtiéndose en un símbolo de la devastadora crisis de rehenes que ha sacudido a Israel.
La presión sobre Netanyahu es cada vez mayor, ya que muchos en Israel sienten que el gobierno no ha hecho lo suficiente para alcanzar un acuerdo de alto el fuego con Hamas que permita la liberación de los rehenes. Las familias de los cautivos, en particular, han mostrado su frustración, acusando al gobierno de “dar largas” y de no actuar con la urgencia que la situación requiere. “Netanyahu abandonó a los rehenes. Esto es un hecho”, afirmó el Foro de Familias de Rehenes en una declaración reciente, llamando a la movilización general de la población para exigir un alto el fuego a cambio de la liberación de los secuestrados.
Mientras tanto, la comunidad internacional, incluida la administración de Joe Biden en Estados Unidos, enfrenta su propia presión para influir en Israel y encontrar una solución que ponga fin a la devastadora guerra en Gaza. El conflicto, que comenzó después de los ataques de Hamas el 7 de octubre que dejaron más de 1,200 israelíes muertos y otros 250 tomados como rehenes, ha causado más de 40,000 muertes en Gaza, según el Ministerio de Sanidad del enclave.
El Foro de Rehenes y Familiares Desaparecidos ha instado a los israelíes a salir a las calles y aumentar la presión sobre el gobierno. “A partir de mañana el país temblará. Pedimos al público que se prepare. Detendremos el país”, declararon, enfatizando la necesidad de una acción inmediata para traer de vuelta a los capturados y poner fin al sufrimiento de tantas familias.
La tragedia de Hersh Goldberg-Polin y otros rehenes no solo ha sacudido a Israel, sino que también ha resonado en Estados Unidos. Sus padres han mantenido reuniones con altos funcionarios estadounidenses, presionando por una acción más contundente, y su aparición en la convención demócrata en Chicago ató directamente el destino de los rehenes a la política estadounidense sobre la guerra en Gaza. Rachel Goldberg-Polin, en su emotivo discurso, describió la vida desde el secuestro de su hijo como “vivir en otro planeta”, un sentimiento de desesperación que comparten muchas otras familias de rehenes.
