La mayor terminal de exportación de petróleo de México, operada por Petróleos Mexicanos (Pemex), ha suspendido sus actividades debido a una fuga de crudo en la plataforma Yúum K’ak’ Náab. La unidad flotante de producción, almacenamiento y descarga (FPSO) en el Golfo de México tuvo que ser cerrada el pasado domingo tras detectarse una fuga en uno de sus trenes de mangueras, según un informe de la naviera reportado por Bloomberg.
Esta fuga se suma a una serie de complicaciones operativas que ha enfrentado la compañía estatal, ya que el mes pasado también se suspendieron las operaciones en la terminal de Salina Cruz debido a problemas con las mangueras de carga y una explosión en una plataforma de gas que resultó en la pérdida de vidas humanas.
Estos incidentes ocurren en un momento en que Pemex suele aumentar sus ventas de petróleo hacia Estados Unidos para satisfacer la demanda de la temporada de conducción de verano.
Se espera que tanto la FPSO como la terminal de Salina Cruz reanuden sus servicios a finales de esta semana, lo que permitirá a Pemex reducir una acumulación de siete barcos que esperan cargar 8 millones de barriles de petróleo para clientes en Estados Unidos, Corea del Sur, China e India.
Además, se ha revelado que Pemex ha enfrentado serias dificultades financieras, ya que durante el primer semestre del año ha destinado en promedio 415 millones de pesos diarios para cubrir sus obligaciones financieras, incluyendo pagos de intereses, comisiones y otros gastos relacionados. En total, la petrolera mexicana destinó 74,780 millones de pesos al pago de sus obligaciones financieras en la primera mitad del año, lo que representa un incremento del 16.4% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Esta cifra es la segunda mayor en los últimos 13 años destinada a este concepto.
Estos desafíos financieros y operativos representan un reto importante para Pemex en un momento crucial para su desempeño en el mercado petrolero.