El presidente Andrés Manuel López Obrador criticó duramente la posibilidad de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación intervenga en el proceso de la reforma judicial. En su conferencia matutina del 6 de septiembre, López Obrador calificó de “aberración” la propuesta de la ministra presidenta Norma Piña, quien sugirió que la Corte podría atraer el caso para revisarlo. Según el presidente, tal acción violaría la Constitución y sería una “intromisión burda” en el trabajo del Legislativo y Ejecutivo.
López Obrador enfatizó que no existe ningún fundamento legal para que la Corte detenga el avance de la reforma, la cual, según él, es un paso necesario para corregir las deficiencias del sistema judicial heredadas del periodo neoliberal. El mandatario aseguró que dicha intervención afectaría negativamente la vida pública y el Estado de Derecho en México, ya que, según sus palabras, la reforma tiene como objetivo devolver la justicia al pueblo.
El presidente también afirmó que los jueces y magistrados han protegido durante años los intereses de las élites y acusó que muchos de ellos se alinean con la corrupción. López Obrador reiteró que la reforma busca democratizar la elección de jueces y magistrados, y permitir que la ciudadanía tenga un papel más activo en la administración de justicia.
A lo largo de su intervención, el presidente subrayó que espera que algunos miembros del Poder Judicial reaccionen en favor del pueblo y no de los intereses privilegiados que, en su opinión, dominan la Corte. Aseguró que confía en que varios ministros rechazarán la propuesta de detener la reforma.
López Obrador también vinculó los ataques contra la reforma a grupos que, según él, se oponen al progreso y a la transformación que busca su gobierno. “Lo que quieren es mantener el status quo, donde la justicia favorece a una minoría y se protege a los delincuentes de cuello blanco”, concluyó el mandatario, quien se mostró firme en continuar con su proyecto de transformación.