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La vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, y el ex presidente Donald Trump, se alistan para lo que será uno de los momentos clave de la campaña electoral de 2024: su primer debate cara a cara. Programado para el 10 de septiembre, este encuentro es visto como un evento crucial en la carrera por la presidencia.
Harris, quien ha sido objeto de intensas críticas por parte de la campaña republicana, se ha preparado minuciosamente para enfrentar a Trump, quien ha adoptado un enfoque más informal. En los días previos al debate, la vicepresidenta lanzó una serie de anuncios publicitarios dirigidos directamente a la gestión de Trump durante su mandato, con el objetivo de debilitar su posición.
Por su parte, Trump ha mantenido su estilo polémico y confrontacional, insistiendo en que este debate será una oportunidad para mostrar las diferencias fundamentales entre él y la administración actual. Ha acusado a Harris y al gobierno de Biden de fallar en temas clave como la economía y la seguridad fronteriza, temas que planea enfatizar durante el debate.
Ambos candidatos llegan al evento con altas expectativas. Harris busca consolidar su imagen de liderazgo y preparación, mientras que Trump intentará recuperar terreno ante un electorado que aún sigue dividido en torno a su legado. El debate será transmitido en vivo por múltiples cadenas, y los analistas coinciden en que este encuentro podría ser determinante para el futuro de la contienda electoral.
A medida que se acerca el evento, los equipos de campaña de ambos candidatos han intensificado sus esfuerzos por movilizar a sus bases, anticipando una noche de alta tensión en la que cada palabra podría influir en los votantes indecisos.
