El huracán John, tras causar estragos en Guerrero, se ha degradado a tormenta tropical, pero sigue siendo una amenaza para la costa de Michoacán, que ha activado alerta máxima en varios municipios. Las fuertes lluvias y vientos del meteoro han dejado un saldo de al menos ocho fallecidos, cortes de energía eléctrica, inundaciones masivas, y deslaves en distintas zonas del estado, especialmente en Acapulco, donde las colonias de la zona Diamante han sido gravemente afectadas.
Durante los últimos días, las lluvias no han dado tregua en Guerrero, lo que ha obligado al cierre del aeropuerto internacional de Acapulco y ha dejado a más de 250 personas atrapadas en sus viviendas. La carretera Cuernavaca-Chilpancingo fue cerrada temporalmente por derrumbes, mientras que la avenida escénica de Acapulco también sufrió deslizamientos de tierra, agravando la situación.
El gobierno de Michoacán ha declarado “alerta máxima” en seis municipios, incluyendo Lázaro Cárdenas, donde ya se han preparado refugios. Además, Colima y Jalisco han activado sus propios planes de emergencia ante el avance de la tormenta. La Guardia Nacional y la Marina han desplegado operativos de rescate para auxiliar a las personas atrapadas por las inundaciones, mientras que el suministro eléctrico ha sido suspendido en varias áreas como medida de precaución.
Con el huracán Helene golpeando simultáneamente Florida y dejando varios muertos, el escenario meteorológico en el Pacífico mexicano se complica aún más, generando preocupación en varios estados costeros.