amaneciendo.com.mx Tu ventana al mundo
Tras ocho días de que el huracán Helene, una poderosa tormenta de categoría 4, tocó tierra en Florida, dejando vientos de hasta 225 km/h y una marejada ciclónica “catastrófica”, la situación sigue siendo alarmante. Después de arrasar con todo a su paso, el ciclón se ha dirigido hacia Georgia y las Carolinas, dejando una estela de destrucción y pérdida.
Los números son desgarradores. Hasta ahora, se han reportado al menos 180 muertes, y esa cifra podría aumentar a medida que se evalúen los daños. Las ciudades más afectadas, como Asheville, en Carolina del Norte, enfrentan una crisis severa. Varios caminos principales fueron destruidos o bloqueados por deslizamientos de tierra, y la Interestatal 40 no es la excepción, con 4 millas (6,4 kilómetros) intransitables. Para colmo, el sistema de agua de la ciudad ha sufrido graves daños, dejando a muchos hogares sin acceso a este recurso vital.
En una entrevista, Gregorio Ortiz, un migrante del Valle del Mezquital en Hidalgo, compartió la dura realidad que vive: llevan ocho días sin agua e internet. La escasez de comida y dinero es palpable, y los trabajos en la ciudad se han visto seriamente afectados. “No sabemos si algún vecino del Valle del Mezquital ha fallecido en esta inundación. Hemos estado incomunicados, y no hay señal en las líneas telefónicas. No hemos podido comunicarnos ni con nuestros familiares en México, ni con los vecinos aquí en Asheville. Solo he tenido señal con mi compañía, y algunos vecinos me han pedido mi teléfono para contactar a sus familias en México”, explicó.
El migrante también mencionó que, apenas el jueves 3 de octubre, la señal de internet volvió, lo que les permitió crear redes de apoyo a través de aplicaciones de mensajería instantánea. “El objetivo es saber si hay desaparecidos entre nuestra comunidad migrante”, agregó.
Además, Gregorio destacó que quienes trabajan en la construcción no han podido hacer nada debido a la falta de materiales en las tiendas y la falta de dinero para pagar a los trabajadores. En Asheville viven muchos migrantes de comunidades como Maguey Blanco, Cañada Chica, Taxhado, y Capula, así como de los municipios de Chilcuautla, Zimapán, y Nicolás Flores.
