El petróleo ha iniciado la semana con un aumento significativo en sus precios, impulsado por la creciente tensión en Medio Oriente, particularmente ante la posibilidad de que Israel ataque la infraestructura petrolera de Irán. Los futuros del crudo Brent subieron 1.11 dólares (1.4%), alcanzando los 79.16 dólares por barril, mientras que los del West Texas Intermediate (WTI) subieron 1.28 dólares (1.7%), situándose en 75.66 dólares.
La semana pasada, el Brent registró su mayor aumento desde principios de 2023, trepando más de un 8%, mientras que el WTI se disparó un 9.1%. Estos incrementos reflejan el temor de que el conflicto en la región se intensifique, afectando el suministro de crudo desde una de las principales áreas productoras del mundo. Este riesgo ha superado las preocupaciones sobre la demanda, como explicó Priyanka Sachdeva, analista de Phillip Nova.
El conflicto, que ha involucrado ataques con cohetes por parte del grupo armado Hezbolá, respaldado por Irán, ha alcanzado zonas claves en Israel, incluyendo la ciudad de Haifa. La respuesta de Israel ha sido contundente, ampliando incursiones terrestres en el sur del Líbano en lo que parece ser una escalada significativa en el conflicto. Esto ha desatado el temor de que Estados Unidos e Irán, dos potencias en oposición, se vean arrastradas a una guerra de mayor escala.
A pesar de la amenaza latente, ANZ Research ha minimizado el impacto inmediato sobre el suministro de petróleo, sugiriendo que un ataque directo de Israel a las instalaciones petroleras de Irán es poco probable. Además, la OPEP+, el grupo que incluye a la OPEP y a sus aliados como Rusia, tiene una capacidad excedentaria de 7 millones de barriles por día, lo que podría amortiguar cualquier interrupción en el suministro.
Aun así, el mercado del crudo sigue siendo incierto. Aunque el conflicto ha generado preocupación, factores macroeconómicos han limitado la demanda mundial, frustrando un aumento más pronunciado en los precios, según John Evans, de la correduría petrolera PVM.