El 9 de octubre, durante una sesión en el Senado, Lilly Téllez y Gerardo Fernández Noroña protagonizaron un nuevo conflicto. La senadora del PAN intentó usar 10 minutos para su intervención, pero Noroña, presidente de la mesa directiva, insistió en que solo tenía cinco, tal como lo establece el reglamento. Tras un intercambio de palabras, Téllez cedió y usó los cinco minutos, completando luego su intervención con los minutos cedidos por una compañera de bancada.
El episodio no quedó allí, ya que después del discurso de Téllez, la senadora de Morena, Yeidckol Polevnsky, comentó que el comportamiento de la senadora panista reflejaba un problema emocional. Según Polevnsky, la negativa de Andrés Manuel López Obrador de reunirse con ella podría haberle causado una afectación emocional, lo cual, según su opinión, ameritaría atención psiquiátrica.
Noroña también intervino para reiterar que el reglamento del Senado es claro respecto al tiempo de intervención y criticó la insistencia de Téllez en usar más tiempo del permitido. Esta confrontación forma parte de una serie de intercambios que han caracterizado las interacciones entre ambos legisladores en el pasado.
Este incidente es solo un ejemplo de las divisiones en el Senado, especialmente entre Morena y los partidos de oposición, que suelen chocar en temas procedimentales y políticos. La sesión, en la que se discutía la ratificación de Juan Ramón de la Fuente como canciller, se vio marcada por el tenso ambiente.
El intercambio entre Téllez y Noroña refleja las tensiones crecientes en la política mexicana, donde los enfrentamientos verbales se han vuelto cada vez más comunes, elevando la polarización en las discusiones legislativas.