¡Vaya que las cosas pueden cambiar en tres años! Eso es justo lo que transmite la nueva portada digital de Vogue protagonizada por Kamala Harris, que se ve completamente distinta a la primera. Justo a un mes de las elecciones presidenciales en EE.UU., la vicepresidenta brilla en esta edición.
En esta ocasión, Harris luce un elegante traje de solapa afilada en un tono mocha, de su propia colección de Gabriela Hearst, combinado con una blusa de satén ciruela. Se muestra relajada pero poderosa, sentada con clase en una silla azul claro, con una mano en su regazo y la otra en el apoyabrazos. Su mirada directa hacia la cámara, acompañada de esa sonrisa irónica que la caracteriza, le da un toque especial.
La imagen capturada por la reconocida fotógrafa de moda Annie Leibovitz es un cambio radical respecto a su primera portada en noviembre de 2021, cuando recién asumía como vicepresidenta. En aquella ocasión, se la veía de pie, algo tensa y atrapada en una risa a medias, en un look que incluía una chaqueta oscura de Donald Deal, jeans ajustados y unas Converse que no convencieron a muchos. The New York Times llegó a calificarla como “decididamente poco elegante”, y The Hollywood Reporter mencionó que el equipo de Harris se sorprendió con esa imagen. Al parecer, pensaron que la portada mostraría a Harris posando con un traje azul claro frente a un fondo dorado, pero eso nunca pasó.
Ahora, con esta nueva portada digital de octubre, el aire es diferente. Aunque en las redes sociales la controversia de antes todavía resuena, con comentarios como “¡Ella merece una portada mejor que esta!” o “¿Ya se imprimió? ¡Rehagámoslo!”, Vogue defendió la autenticidad de esa imagen casual.
Sin embargo, ahora Vogue y el equipo de Harris no parecen preocuparse por mostrar su autenticidad. La nueva portada es formal y cálida, como si estuvieras a punto de estrecharle la mano. Uno no puede evitar imaginar a Harris en una sala importante, discutiendo política exterior mientras se mueve con confianza.
Aunque no todos están completamente convencidos. Misan Harriman, un fotógrafo nigeriano-británico, comentó en Instagram que “sería genial ver estas oportunidades para las increíbles fotógrafas negras”. Leibovitz ha enfrentado críticas en el pasado por la representación fotográfica de personas de color. Su trabajo con Zendaya en abril también recibió críticas por la iluminación, lo que hizo que algunos dijeran que el tono de piel de la modelo se veía gris.
Para muchos seguidores de Harris, esta segunda portada de Vogue es una especie de cierre de círculo, corrigiendo esos “errores” de la primera. Ahora la vicepresidenta es vista de una manera más seria: con traje, botas y sin zapatillas a la vista.