Canadá, históricamente conocido por ser uno de los países con políticas de migración más abiertas del mundo, está dando un giro importante en su enfoque migratorio. Ante la creciente preocupación de la opinión pública sobre los efectos que los migrantes tienen en el acceso a la vivienda y los servicios de salud, el gobierno ha decidido implementar cambios significativos en su programa de residencia temporal.
Uno de los casos más recientes es el de Sachindeep Singh, un migrante de 23 años que llegó a Canadá como estudiante internacional en 2019. Después de haber trabajado como conductor de Uber, su permiso de trabajo expiró, dejándolo en un limbo migratorio. Como muchos otros, Singh fue atraído por el programa “Estudia, trabaja y vive”, el cual ofrecía una vía hacia la residencia permanente, pero ahora enfrenta la incertidumbre debido a las nuevas restricciones.
El ministro de Inmigración, Marc Miller, ha reconocido que aunque la migración ha sido clave para evitar que la economía canadiense entre en recesión, el sistema ha sido llevado al límite. Desde principios de este año, el gobierno ha reducido el número de visados estudiantiles y ha impuesto límites al número de trabajadores temporales extranjeros que pueden ser contratados por las empresas, con el objetivo de aliviar las presiones en el mercado laboral y la vivienda.
En ciudades como Brampton, Ontario, donde se concentran gran parte de los migrantes, los efectos de estas políticas son evidentes. La infraestructura de salud y vivienda no ha podido adaptarse al crecimiento demográfico acelerado, lo que ha generado tensiones tanto entre los recién llegados como entre la población local. Según Gurpartap Singh Toor, concejal local, la demanda de servicios y vivienda ha superado con creces la oferta disponible, agravando aún más los problemas sociales en la región.
Este cambio de enfoque en la política migratoria canadiense refleja una tendencia global hacia la restricción de la migración, un tema que también ha cobrado relevancia en otros países como Estados Unidos y Europa. Si bien el discurso político en Canadá sigue siendo relativamente moderado en comparación con otras regiones, la presión pública está obligando al gobierno a reconsiderar su enfoque tradicionalmente inclusivo.
Los próximos meses serán clave para determinar el futuro de los migrantes en Canadá, ya que el gobierno prepara nuevas restricciones que podrían poner en peligro los sueños de muchos que, como Singh, llegaron con la esperanza de encontrar una vida mejor en el país.
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