El doctor Chris van Tulleken, médico infectólogo y presentador de la BBC, sostiene que los alimentos ultraprocesados deberían tratarse como los cigarrillos en lo que a políticas de salud pública se refiere. En su libro “Gente Ultraprocesada: Por qué comemos cosas que no son comida, y por qué no podemos dejar de comerlas” (Editorial Elefante), Van Tulleken explica cómo estos productos están diseñados para que no podamos resistirnos a ellos.
Con su obra, que ha sido un éxito rotundo en ventas y premios, Van Tulleken busca concienciar sobre los efectos devastadores que los ultraprocesados tienen en nuestra salud. Aunque al principio dudaba de la gravedad del problema, decidió investigar sometiéndose a una dieta basada en este tipo de alimentos. Lo que descubrió fue alarmante.
“Da miedo ver el resultado tras solo dos semanas”, asegura Van Tulleken, refiriéndose a los cambios físicos y emocionales que experimentó durante su investigación. Entre los efectos más notables, menciona la deshidratación, estreñimiento, irritabilidad y una pérdida de control total sobre lo que comía. Lo peor, según él, fue cómo se afectó su relación con su familia, ya que estaba constantemente de mal humor sin darse cuenta de que la causa eran los alimentos que ingería.
Además de su experiencia personal, el médico alerta que las grandes empresas alimentarias están destruyendo las cocinas tradicionales y pronostica que en 50 años será casi imposible preservar las dietas ancestrales. En su opinión, no es suficiente que las personas intenten cambiar individualmente sus hábitos alimentarios, ya que los ultraprocesados están por todas partes, desde supermercados hasta estaciones de servicio.
¿Qué es un ultraprocesado? Van Tulleken lo define como cualquier alimento cuya lista de ingredientes contenga productos que no encontrarías en una cocina normal. Esto incluye la mayoría de los productos fabricados por gigantes como Nestlé, Coca-Cola o Pepsico.
El doctor también hace una fuerte analogía entre la industria alimentaria y la del tabaco: “Estas industrias no solo son similares, son la misma cosa”, afirma. Explica cómo grandes compañías de cigarrillos, como RJ Reynolds y Philip Morris, compraron importantes marcas alimentarias en el pasado y usaron las mismas técnicas de marketing para vender productos adictivos.
Van Tulleken es firme en su postura: necesitamos medidas drásticas. “Al igual que con el tabaco, es necesario imponer impuestos a los ultraprocesados, prohibir su publicidad y regular su venta a niños”. Países como Chile, México y Brasil ya están tomando acciones en este sentido, pero aún queda mucho por hacer, especialmente en países desarrollados como Reino Unido, donde gran parte de las investigaciones en nutrición están financiadas por las mismas empresas que producen ultraprocesados.
“No hay soluciones individuales”, dice Van Tulleken. Él mismo admite que, aunque su libro no pretende dar consejos dietéticos, quienes lo leen suelen acabar con un rechazo visceral hacia estos productos. Su mensaje final es claro: el problema no está en las personas, sino en todo el sistema.