Ucrania ha enfrentado por primera vez a tropas norcoreanas desplegadas en la región rusa de Kursk, enviadas por Kim Jong-Un, en un movimiento que Occidente considera una grave escalada de la guerra impulsada por el Kremlin. Andriy Kovalenko, jefe del organismo antidesinformación del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, confirmó el ataque contra las fuerzas norcoreanas el 4 de noviembre, aunque no proporcionó más detalles.
El presidente Volodimir Zelenski mantuvo una reunión el mismo día con altos mandos militares, donde se discutió la operación en Kursk y la situación en el frente oriental. Pese a los recientes envíos de proyectiles de artillería por parte de Occidente, Zelenski expresó frustración por la falta de misiles de largo alcance, acusando a Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania de simplemente observar mientras Corea del Norte se alinea con Rusia.
Rusia ha estado intensificando sus esfuerzos para recuperar el control de Kursk, una región que Ucrania sorprendió al capturar en agosto pasado. Moscú informó que sus fuerzas repelieron contraataques ucranianos a unos 20 kilómetros de Sudzha, un punto clave para el transporte de gas que Kiev sigue controlando. Mientras tanto, los bombardeos y ataques con drones rusos continúan, agravando la crisis humanitaria en medio de la llegada del invierno.
La participación de Corea del Norte ha generado reacciones internacionales. Corea del Sur y la Unión Europea advirtieron que tomarán medidas para bloquear el envío de tropas norcoreanas a Rusia. Sin embargo, Pyongyang ha asegurado su respaldo a Moscú hasta lograr lo que denominan una “victoria”. Se estima que alrededor de 10 mil soldados norcoreanos, incluidos comandos de élite, están siendo enviados para apoyar a las fuerzas rusas.
Oleksandr Syrskyi, comandante en jefe militar de Ucrania, reafirmó la determinación de las fuerzas ucranianas de resistir y destruir a las tropas rusas y norcoreanas. A medida que las hostilidades se intensifican, la situación se vuelve más crítica, con Rusia incrementando ataques aéreos y bombardeos masivos sobre infraestructura civil y ciudades clave. En la última semana de octubre, Moscú lanzó más de 900 bombas y desplegó 30 misiles y cerca de 500 drones Shahed.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha señalado la cooperación militar entre Moscú y Pyongyang como una escalada significativa. Este fortalecimiento de los lazos entre Rusia y Corea del Norte preocupa cada vez más a Estados Unidos y a los países aliados de la OTAN, que ven en esta alianza una amenaza directa a la estabilidad global y un desafío mayor en la región.