Colombia ha sido durante mucho tiempo el principal aliado de EE.UU. en América Latina, pero algo ha cambiado últimamente. Aunque históricamente, ambos países han trabajado juntos en economía, política y seguridad, lo cierto es que hoy la relación está tomando un giro interesante.
Según expertos como Sergio Guzmán, de la firma Colombia Risk Analysis, Colombia siempre estuvo en una posición subordinada frente a los intereses de EE.UU. Sin embargo, las señales de que Colombia está buscando nuevas alianzas son cada vez más claras, y el país ha comenzado a mirar hacia China, el rival geopolítico más grande de los Estados Unidos. China ha estado invirtiendo fuertemente en Colombia, involucrándose en grandes proyectos que podrían redefinir el futuro del país sudamericano.
A principios de octubre, Jorge Rojas, el vicecanciller colombiano, sorprendió al anunciar que Colombia se sumaría a la Franja y la Ruta, la controvertida iniciativa de China para expandir su influencia global. Esta estrategia ha canalizado miles de millones en infraestructura y tecnología a más de 150 países desde su lanzamiento en 2013.
Aunque aún se están llevando a cabo negociaciones, la pregunta que se hacen muchos es: ¿cómo y cuándo Colombia formalizará su entrada en este proyecto? Sin embargo, lo que ya es claro es que tras años de dependencia de EE.UU., Colombia está buscando diversificar sus vínculos internacionales.
Diversificación de alianzas.
Aunque el presidente Gustavo Petro y su gobierno de izquierda parecen estar acelerando la relación con China, este camino no es nuevo. De hecho, Colombia ha estado buscando ampliar sus horizontes desde la crisis financiera de 2008, que afectó gravemente a EE.UU. y otros países del bloque occidental. Según David Castrillón Kerrigan, experto en relaciones internacionales de la Universidad Externado, después de la crisis, el gobierno colombiano comenzó a mirar hacia otras partes del mundo para reducir su dependencia de Estados Unidos.
La Franja y la Ruta podría representar una excelente oportunidad para Colombia al diversificar sus relaciones comerciales y reducir riesgos económicos. Al expandir sus horizontes, el país sudamericano podría evitar quedar atrapado en la dependencia de unos pocos mercados.
El giro en la relación con EE.UU.
Los expertos aseguran que la relación entre Colombia y EE.UU. ha pasado por momentos tensos, especialmente durante el gobierno de Donald Trump, quien mostró menos interés en América Latina. Con la posibilidad de que Trump regrese a la presidencia en 2024, Colombia podría encontrarse en una posición difícil si no comienza a diversificar sus relaciones internacionales.
En este contexto, China aparece como una opción atractiva. La inversión china en Colombia ha crecido exponencialmente en la última década, especialmente en sectores como telecomunicaciones, hidrocarburos, infraestructura y tecnología. El impacto es claro: las exportaciones de Colombia hacia China han crecido de solo US$17 millones en 1991 a más de US$2.165 millones en 2022, mientras que las importaciones desde China han aumentado considerablemente, convirtiéndola en el principal proveedor de bienes del país.
Inversiones chinas en Colombia: ¿qué proyectos están en juego?
En cuanto a proyectos concretos, China ya tiene una presencia fuerte en Colombia. Entre los más destacados está la participación de la empresa China Harbour Engineering Company en la construcción del metro de Bogotá, una obra que promete transformar la movilidad en la capital colombiana. Además, empresas como Zijin Mining están a cargo de la explotación de Buriticá, la mina de oro más grande del país.
La inversión china en Colombia ha sido tan importante que más de 100 empresas chinas están activas en el país, con proyectos que superan los US$3.100 millones en sectores clave como infraestructura, minería y energía. Con la posible incorporación a la Franja y la Ruta, la relación económica entre ambos países podría profundizarse aún más.
¿El acercamiento con China significa un distanciamiento con EE.UU.?
Esa es una pregunta difícil de responder, y la opinión de los expertos está dividida. Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina en el Diálogo Interamericano, advierte que este acercamiento a China podría tensar aún más la relación con EE.UU. Aunque reconoce que la relación podría seguir siendo cordial, no se puede negar que la política exterior de Colombia está tomando un rumbo diferente, que podría tener consecuencias a largo plazo.
Para otros analistas, como David Castrillón, el acercamiento con China no necesariamente implicará un distanciamiento con EE.UU., pero sí es una señal de que Colombia está buscando nuevos caminos para no depender de un solo socio.
La letra pequeña de la Franja y la Ruta.
Aunque las oportunidades son claras, Colombia debe ser cautelosa. En Lima, por ejemplo, las empresas chinas dominan el sector de la transmisión de energía, y en algunos casos, las inversiones se han convertido en monopolios que limitan la competencia local. Además, la trampa de la deuda, un fenómeno del que muchos críticos acusan a China, podría ser una amenaza si Colombia no negocia cuidadosamente sus acuerdos.
En resumen, Colombia se enfrenta a un dilema complicado: ¿se arriesgará a desafiar a EE.UU. para fortalecer su relación con China y asegurar su futuro económico? Lo cierto es que la situación está en constante evolución, y las decisiones que tome Colombia en los próximos meses serán clave para su posicionamiento global.