El Senado decidió reelegir a Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en un proceso que generó amplia controversia. A pesar de su trayectoria como familiar de una víctima y activista por los derechos humanos, su afiliación al partido en el poder ha sido motivo de cuestionamientos constantes.
Desde su primer periodo en la CNDH, su gestión fue señalada por priorizar intereses partidistas sobre las demandas de las víctimas. Las críticas no fueron aisladas, sino que vinieron de diversas organizaciones de la sociedad civil que reclamaron un enfoque más independiente y centrado en los derechos humanos.
Al inicio del proceso de selección, varias organizaciones hicieron un llamado a evitar la reelección de Rosario Piedra. A pesar de no figurar entre las candidatas más calificadas, se argumentó que recibió numerosas cartas de recomendación, algunas de las cuales fueron señaladas como falsas. Esta situación resultó en que Piedra se posicionara en la terna final, desplazando a aspirantes con mejores méritos académicos y profesionales.
El hecho de que el Senado la haya elegido nuevamente fue percibido como una decisión polémica. Pamela Cerdeira subrayó que las mismas personas que hoy afirman que seleccionarán a los jueces más preparados para futuras funciones son las que han obstaculizado la operación de órganos clave como el INAI, poniendo en riesgo el derecho a la información de la ciudadanía.
Finalmente, la periodista señaló la incongruencia de las autoridades, quienes prometen garantizar transparencia y honestidad mientras toman decisiones que generan dudas sobre su verdadero compromiso con la imparcialidad y la defensa de los derechos humanos.