Cómo los #Drones, la #Artillería y la #GuerraElectrónica están cambiando el rostro del conflicto en #Ucrania.

La guerra en Ucrania ha dado un giro impresionante en cómo se libran los conflictos bélicos. Desde el comienzo del conflicto en 2022, Rusia y Ucrania han intensificado el uso de drones, llevando el número de ataques con estas aeronaves a niveles nunca vistos. En un solo día, Ucrania disparó más de 80 drones contra Rusia, incluyendo algunos dirigidos a Moscú, mientras que Rusia respondió con más de 140 drones sobre todo el territorio ucraniano. Este uso masivo de drones no solo está marcando un hito, sino que está revolucionando el arte de la guerra.

Drones: el nuevo “ojo del campo de batalla”. 👁️
Los drones han transformado por completo la estrategia militar. Según Phillips O’Brien, experto en Estudios de la Guerra en la Universidad de St. Andrews, estos artefactos están haciendo que el campo de batalla sea mucho más transparente. Los drones de vigilancia pueden detectar a las tropas y movimientos enemigos en tiempo real y enviar las coordenadas directamente a los centros de comando, lo que permite ataques de artillería casi inmediatos. O’Brien señala que esta “cadena de ataque” es mucho más rápida gracias a los drones, lo que obliga a las fuerzas a moverse con mayor cautela.

Además de la reconstrucción del panorama militar, los drones de ataque están jugando un papel crucial. Las fuerzas ucranianas, por ejemplo, han detenido el avance de columnas rusas de tanques solo con el uso de drones, sin necesidad de tropas terrestres. Al principio de la guerra, Ucrania usó el Bayraktar TB2 de fabricación turca, un dron avanzado con capacidad para lanzar misiles y bombas. Sin embargo, lo que se ha vuelto común en ambos bandos son los drones “kamikaze”, más baratos y fáciles de producir. Estos son generalmente drones comerciales cargados con explosivos, capaces de volar hasta varios kilómetros antes de impactar en el objetivo.

Artillería: la pieza fundamental en la guerra.


A la par de los drones, la artillería se ha convertido en el arma más utilizada en el conflicto. Se estima que Rusia dispara alrededor de 10.000 proyectiles al día, mientras que Ucrania lanza entre 2.000 y 2.500 proyectiles diarios. Ambos bandos han estado utilizando millones de proyectiles extranjeros, enviados por países como EE.UU. y Corea del Norte, lo que ha generado preocupaciones sobre las capacidades de producción de municiones en los países occidentales. La artillería de precisión, como los misiles Himars suministrados a Ucrania, también ha permitido a las fuerzas ucranianas golpear objetivos estratégicos con gran exactitud.

Bombas planeadoras y guerra electrónica: tácticas sofisticadas para ganar ventaja.


En los cielos de Ucrania, las bombas planeadoras rusas, que van desde 200 kg hasta 3.000 kg, están cambiando el juego. Equipadas con alas plegables y guiadas por satélites, estas bombas pueden ser lanzadas desde decenas de kilómetros de distancia y son muy difíciles de interceptar, incluso con los sistemas de misiles más avanzados. Aunque Ucrania también ha empezado a usar bombas similares suministradas por Occidente, Rusia sigue siendo el principal usuario de este tipo de armamento.

La guerra electrónica ha sido otro de los grandes cambios de esta guerra. Ambos bandos han desplegado miles de efectivos especializados en incapacitar los sistemas de comunicación y los drones enemigos. Rusia, por ejemplo, utiliza sistemas como el Zhitel, capaz de bloquear todas las comunicaciones satelitales y por radio, y Shipovnic-Aero, que puede derribar drones a 10 km de distancia. Este uso de tecnología relativamente barata ha permitido a Rusia desactivar equipos de alta gama de la OTAN, lo que ha sorprendido a muchos analistas militares.

En resumen, el conflicto en Ucrania está demostrando que la guerra del futuro será mucho más tecnológica y electrónica, con un papel clave para los drones, la artillería de precisión y la guerra electrónica. Este conflicto está redefiniendo cómo se libran las batallas y enseñando lecciones que cambiarán la forma en que los países entrenan a sus tropas y desarrollan nuevas armas.

Autor Itzel G. Bandala

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