Los altos precios en los supermercados tienen a los estadounidenses al límite, y muchos esperan que el presidente electo, Donald Trump, cumpla su promesa de aliviar el costo de la vida. Sin embargo, una de sus medidas más polémicas, las deportaciones masivas, podría terminar empeorando la situación.
Durante su campaña, Trump aseguró que reduciría los precios de los alimentos y de otros productos básicos, una promesa que conectó con la frustración de los votantes, ayudándolo a lograr una victoria clara. Pero su plan de deportar a millones de inmigrantes indocumentados podría chocar de frente con esa meta, según expertos de la industria alimentaria y económica.
Impacto directo en el bolsillo.
El problema es simple: menos trabajadores en el campo significa menos producción de alimentos, lo que inevitablemente lleva a precios más altos. Chuck Conner, líder del Consejo Nacional de Cooperativas Agrícolas, advierte: “Si expulsas a esos trabajadores, no habrá producción. Los precios solo irán hacia arriba, y de forma drástica”.
Actualmente, una gran parte de los trabajadores agrícolas en EE. UU. son inmigrantes indocumentados. Según datos del Departamento de Agricultura (USDA), 41% de los trabajadores agrícolas no tienen autorización de trabajo.
“Sin suficientes manos para recoger las cosechas, la producción caerá, afectando desde frutas y verduras hasta productos lácteos y cárnicos”, señala Fred Leitz, un agricultor de Michigan. Los alimentos que dependen del trabajo manual, como las fresas, lechugas y tomates, serían los más afectados.
Escasez de mano de obra: un problema de décadas.
Las deportaciones masivas también podrían afectar al sector ganadero, donde cerca del 90% de los trabajadores en industrias como la lechera son inmigrantes, muchos de ellos sin documentos. Rick Naerebout, director ejecutivo de la Asociación de Lecheros de Idaho, recalca que no existen programas permanentes de visados agrícolas, lo que hace que este sector dependa en gran medida de la mano de obra extranjera.
“No hay suficientes trabajadores locales dispuestos a tomar estos empleos“, asegura Naerebout. La agricultura es físicamente demandante, estacional y muchas veces mal remunerada, lo que hace que pocos estadounidenses quieran ocupar esos puestos.
¿Qué pasará con los precios?
Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, subraya que una deportación masiva desencadenaría una crisis de mano de obra, elevando los costos de producción y los precios de los alimentos. Además, si Trump implementa aranceles a los alimentos importados, el impacto sería aún mayor, afectando productos como frutas tropicales, mariscos, café y nueces.
El panorama es complejo, y las promesas de campaña de Trump podrían enfrentarse a obstáculos legales y logísticos. Sin embargo, los agricultores y expertos coinciden en algo: la economía necesita más trabajadores inmigrantes, no menos, para mantener la estabilidad en la producción de alimentos.
¿Qué opinan los defensores de las deportaciones?
Algunos creen que deportar millones de inmigrantes podría reducir la demanda de alimentos, lo que equilibraría los precios. Pero economistas como Zeke Hernández, de la Wharton School, desmienten esta teoría: “La pérdida de trabajadores tendría un impacto mayor que cualquier posible caída en la demanda”, afirma.
La solución: más visados y estatus legal.
La industria alimentaria pide que el gobierno entrante de Trump ofrezca opciones legales para los trabajadores agrícolas. Esto no solo ayudaría a mantener el ritmo de producción, sino que aliviaría la presión sobre los consumidores en el supermercado.
“Necesitamos más trabajadores, no menos”, concluye Naerebout. Sin ellos, el costo de tu próxima visita al supermercado podría dispararse, y lo que parecía un alivio, se convertirá en un dolor de cabeza más grande. 😟