El debate en torno a las inversiones chinas en América del Norte sigue creciendo, especialmente después de que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, expresara su preocupación sobre el impacto de la Inversión Extranjera Directa (IED) de China en México. Durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, Trudeau señaló que, aunque México se ha comprometido a fortalecer el T-MEC, las inversiones provenientes de China generan incertidumbre sobre la estabilidad de la región.
En respuesta, Marcelo Ebrard, Secretario de Economía de México, rechazó las preocupaciones de Canadá y destacó que México ha implementado las medidas necesarias para asegurar que estas inversiones no perjudiquen los mercados de Estados Unidos y Canadá. En una conferencia, Ebrard enfatizó que México no se dejará dividir por rumores o confusiones y defendió que el país sigue siendo un socio confiable dentro del T-MEC.
Trudeau y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se reunieron para discutir las inquietudes canadienses. Trudeau subrayó la importancia de proteger la economía de América del Norte de posibles prácticas desleales, pero también reconoció los esfuerzos de México por mantener la transparencia. A pesar de estas tensiones, Ebrard insistió en que la IED china representa solo el 0.4% del total en la región, minimizando las acusaciones de que México podría ser un punto de entrada para productos chinos en Norteamérica.
Ebrard respaldó su posición con datos, explicando que de los 395,390 millones de dólares en IED entre 2016 y 2023, Estados Unidos recibió la mayoría, con el 68.1%, seguido de Canadá con el 31.5%, y México con una mínima participación. Añadió que la industria mexicana se mantiene competitiva y segura, citando ejemplos como las plantas automotrices de Ford en Cuautitlán Izcalli y San Luis Potosí.
La situación ha provocado que algunos políticos canadienses, como el gobernador de Ontario, Doug Ford, sugieran medidas extremas, como la expulsión de México del T-MEC, argumentando que las prácticas comerciales de México afectan la industria automotriz de Canadá. A pesar de estas críticas, Trudeau defendió la importancia del tratado y reafirmó su compromiso con la cooperación regional, aunque admitió que es necesario abordar las preocupaciones de manera conjunta.
Ebrard, por su parte, se comprometió a aclarar cualquier malentendido enviando cartas a las autoridades relevantes y confió en que la revisión del T-MEC despejará las dudas existentes. Reiteró que México seguirá siendo un aliado confiable y un defensor de la propiedad intelectual, buscando siempre fortalecer la estabilidad comercial en la región.