En un operativo conjunto llevado a cabo la madrugada del martes 19 de noviembre, autoridades mexicanas asestaron un golpe significativo al Cártel Nueva Generación (CNG) al realizar cateos en dos inmuebles vinculados con las células Delta de esta organización criminal. Los ranchos intervenidos fueron “El Zapote”, localizado en Cintalapa, y “Sicarios”, ubicado en la carretera Internacional San Pedro Tapanatepec-Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas.
El operativo fue resultado de una estrategia coordinada entre el Gabinete de Seguridad del Gobierno de México, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República (FGR), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional (GN) y la Secretaría de Marina (Semar). Las órdenes de cateo obtenidas permitieron la entrada a estos inmuebles, donde se localizaron armas y drogas.
En el rancho “El Zapote” se incautaron cinco armas largas, cuatro escopetas, tres paquetes con droga tipo cristal y cuatro más con cocaína. Mientras tanto, en el “Rancho Sicarios” se encontraron casquillos de diversos calibres, lo que evidencia su posible uso como base operativa de actividades ilícitas.
Ambos inmuebles fueron asegurados y permanecen bajo resguardo, mientras los objetos confiscados fueron entregados al Ministerio Público para su análisis y la integración de la carpeta de investigación correspondiente. Estas acciones forman parte de una serie de operativos que buscan desarticular las operaciones del CNG en la región sur del país, un territorio estratégico para el narcotráfico.
La intervención de estas propiedades destaca la creciente colaboración entre diversas instituciones de seguridad para combatir el crimen organizado. Sin embargo, este tipo de operativos refleja la magnitud del desafío que enfrenta el gobierno en su lucha contra cárteles como el CNG, cuyas actividades ilícitas siguen afectando a la población en distintas zonas del país.
A pesar de este éxito, los resultados son solo una muestra de los múltiples frentes abiertos contra el narcotráfico en México. La presión sobre las fuerzas de seguridad continúa siendo alta, mientras se busca frenar la expansión de organizaciones criminales que operan con una capacidad alarmante de armamento y recursos.