A mil días del inicio de la invasión rusa, Ucrania empleó por primera vez misiles estadounidenses ATACMS para atacar objetivos militares en las regiones rusas de Briansk y Kursk. Este movimiento, autorizado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha intensificado el conflicto y provocado amenazas de represalias nucleares por parte de Rusia, alarmando a la comunidad internacional.
El ataque con misiles, que tiene un alcance de hasta 300 kilómetros, fue calificado por el canciller ruso Serguéi Lavrov como una clara señal de que Ucrania y Occidente buscan agravar el conflicto. Lavrov destacó que el uso de estas armas no sería posible sin el apoyo técnico y operativo de expertos estadounidenses. Esta postura refuerza las tensiones entre Moscú y los aliados de Ucrania, generando temores de una escalada incontrolable.
En respuesta, el presidente Vladimir Putin firmó un decreto que amplía los escenarios en los que Rusia podría recurrir a su arsenal nuclear. Entre las nuevas disposiciones se encuentra la posibilidad de usar estas armas contra países que reciban equipo militar de potencias nucleares, como es el caso de Ucrania y su alianza con Estados Unidos. Estas amenazas fueron calificadas como irresponsables por Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea, quien instó a Moscú a respetar el principio de que una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse.
Por su parte, el Pentágono descartó tener indicios de preparativos nucleares por parte de Rusia, pero calificó la retórica de Moscú como peligrosa. Al mismo tiempo, Estados Unidos anunció un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania, valuado en 275 millones de dólares, reafirmando su compromiso con el país invadido. Esta decisión, sin embargo, podría ser revertida si Donald Trump regresa a la presidencia, ya que el republicano ha manifestado su intención de retirar el apoyo a Ucrania y la OTAN.
La guerra, que ya ha cobrado la vida de más de 12 mil civiles y cientos de miles de soldados según la ONU, se encuentra en un punto crítico. El lanzamiento de misiles por parte de Ucrania ha añadido una nueva dimensión al conflicto, que amenaza con involucrar a más países, mientras Occidente apoya a Kiev y Rusia recibe refuerzos de 11 mil soldados norcoreanos.
China, aunque oficialmente neutral, ha sido acusada por la OTAN de brindar apoyo tecnológico y militar a Rusia, añadiendo más incertidumbre al panorama global. Con la guerra lejos de su fin, los temores de una confrontación de mayor escala crecen, dejando a la comunidad internacional en vilo ante los próximos movimientos de ambos bandos.