“Es un golpe brutal al pueblo de Nicaragua”, así describe Haydée Castillo, reconocida activista nicaragüense, la reforma constitucional impulsada por Daniel Ortega y Rosario Murillo. Para ella, este cambio representa la instauración de un régimen dinástico que consolida su control absoluto sobre el país, transformándolo en lo que describe como “su finca personal”.
🌍 Una dictadura bicéfala y dinástica
Desde su exilio en Estados Unidos, Castillo, despojada de su nacionalidad y bienes por el gobierno, denuncia que esta reforma es un paso más hacia la consolidación de una dictadura matrimonial. Según ella, Ortega y Murillo buscan perpetuarse en el poder incluso más allá de su propia existencia, diseñando un sistema que permita una sucesión familiar directa.
“El matrimonio Ortega-Murillo no solo se está blindando en el presente, sino que también prepara el camino para que sus hijos puedan tomar el control cuando ellos falten”, afirma. La nueva Constitución les otorga la capacidad de nombrar múltiples vicepresidentes, un movimiento que, según Castillo, abre la puerta a una dinastía familiar sin precedentes en la región.
🎭 El espejismo de la democracia.
Aunque la reforma establece elecciones por sufragio universal, Castillo asegura que el control absoluto de Ortega sobre los poderes del Estado garantiza fraudes electorales perpetuos. “Esto no es una reforma, es una pantomima para legitimar un régimen completamente ilegítimo”, sentencia la activista.
En este contexto, la reforma introduce conceptos preocupantes, como la obligación del pueblo nicaragüense de defender a esta “familia en el poder” y la prohibición de cualquier ideología que contradiga los principios definidos por el régimen.
⚔️ Paramilitares legales y un Estado policial
Uno de los aspectos más alarmantes de la reforma es la incorporación de los llamados “policías voluntarios” como parte oficial de la Policía Nacional. Según Castillo, estos grupos han sido responsables de actos violentos desde las protestas de 2018, dejando un saldo de más de 300 muertos y numerosos desaparecidos.
“Legalizar a estos paramilitares es institucionalizar la represión”, dice Castillo, quien también advierte que el ejército nicaragüense está subordinado al régimen.
📢 Un llamado a la resistencia y la unidad.
A pesar de este panorama desolador, Castillo ve una oportunidad para la oposición. Llama a los liderazgos políticos, sociales y económicos del país a dejar de lado sus diferencias y conformar una fuerza unificada que pueda enfrentar al régimen. “La única salida es construir un proyecto de nación que recupere las libertades y la democracia para el pueblo nicaragüense”.
🌎 La comunidad internacional: cómplice por omisión.
Castillo también critica la falta de acción contundente de la comunidad internacional. Señala que, aunque se condena al régimen en foros políticos, muchos países continúan otorgándole préstamos y beneficios comerciales.
“Es hora de aislar completamente a esta dictadura”, concluye, pidiendo que se aceleren las investigaciones internacionales para llevar a Ortega y Murillo ante la justicia por crímenes de lesa humanidad.
💔 Para muchos nicaragüenses, este golpe constitucional representa otro capítulo oscuro en la lucha por la democracia, pero también podría ser el detonante para una resistencia más fuerte y unida.