Este domingo, Uruguay decide su futuro en una segunda vuelta presidencial que enfrenta a dos figuras que, aunque representan bloques opuestos, tienen propuestas sorprendentemente similares: Yamandú Orsi, del Frente Amplio, y Álvaro Delgado, del Partido Nacional.
Una contienda ajustada desde el inicio.
En la primera vuelta, Orsi, respaldado por la izquierda y el expresidente José “Pepe” Mujica, obtuvo el 44% de los votos, mientras que Delgado, representante del oficialismo de centroderecha, alcanzó un 27%, según el escrutinio oficial.
Sin embargo, los analistas coinciden en que el desenlace de esta segunda vuelta es incierto. Las encuestas dan a Orsi una ligera ventaja, pero dentro del margen de error, lo que augura un final muy ajustado.
Propuestas similares, estilos moderados.
Aunque representan corrientes políticas opuestas, ambos candidatos comparten una visión centrista y un enfoque similar para abordar los principales desafíos del país. Tanto Orsi como Delgado priorizan el combate a la pobreza infantil, que afecta al 20% de los menores de seis años, y promueven una expansión gradual de las escuelas públicas de tiempo completo.
Ambos han evitado propuestas radicales, alineándose con la tradición uruguaya de estabilidad política. Como explica la socióloga Mariana Pomiés: “Las transiciones pactadas y moderadas han sido clave en nuestra democracia”.
Trayectorias que convergen.
Orsi, de 57 años, es profesor de historia y forjó su carrera política como intendente de Canelones, donde logró altos niveles de aprobación. Delgado, de 55, es veterinario y trabajó en el sector rural antes de desempeñarse como senador y secretario de la presidencia durante la pandemia, ganándose reconocimiento por su gestión.
Ambos candidatos tienen estilos conciliadores y han mantenido un canal de diálogo constante entre ellos. “Podemos decirnos cualquier cosa porque hay confianza”, aseguró Orsi.
Lo que los divide: ideología y aliados.
El Frente Amplio de Orsi apuesta por políticas redistributivas para reducir la desigualdad, mientras que Delgado prioriza el crecimiento económico como herramienta para combatir la pobreza. Además, Delgado cuenta con el apoyo de los partidos de la coalición gobernante, como el Partido Colorado, aunque los politólogos advierten que los votantes no siempre siguen las directrices de sus líderes.
El factor decisivo: los indecisos y el descontento.
El resultado dependerá en gran medida de los votantes de los partidos que quedaron fuera del balotaje, así como de quienes optaron por votar en blanco o anulado en la primera vuelta (5%). Este pequeño pero crucial porcentaje inclina la balanza en un escenario tan parejo.
Además, temas como la inseguridad pública y la economía son claves para los uruguayos. La tasa de homicidios, que alcanzó los 10,7 por cada 100.000 habitantes en 2023, y los casos de corrupción en el gobierno han sido ejes de crítica entre los candidatos. Orsi ha hecho de la “honestidad” su bandera, mientras Delgado cuestiona la postura de su rival sobre Venezuela, un tema que Orsi abordó con cautela.
Un balotaje que desafía la democracia.
El politólogo Adolfo Garcé advierte que, aunque la moderación puede ser positiva, la falta de contrastes claros entre las opciones genera confusión entre los votantes. “Si todos ofrecen lo mismo, ¿realmente estamos eligiendo?”, reflexiona.
Este domingo, Uruguay enfrenta un duelo electoral único, donde la moderación podría ser tanto una fortaleza como un desafío para su democracia. 🗳️