El nuevo presidente uruguayo, Yamandú Orsi, tiene una historia de vida tan singular como inspiradora. De origen humilde, creció en una zona rural sin electricidad ni comodidades modernas, donde la llegada de una ambulancia se convirtió en un evento inolvidable para el pequeño Yamandú, quien, asustado, se escondió entre los muebles de su casa. Esa escena, ocurrida cuando apenas tenía cuatro años, marcó el inicio de una vida llena de giros sorprendentes que lo llevaron a la cima política.
Una infancia que forjó su carácter.
Nacido en un entorno rural, la familia de Orsi vivía en una casa sin lujos, con un baño rudimentario y lejos de cualquier ciudad importante. En 1972, el destino los llevó a Canelones, a 55 kilómetros de Montevideo, luego de que su padre, afectado por una hernia discal, tuviera que dejar el trabajo en los viñedos y abrir un pequeño almacén familiar.
Ese comercio se convirtió en un lugar donde el joven Yamandú comenzó a observar las desigualdades sociales que hoy destaca en sus discursos. Allí aprendió la importancia de escuchar y tratar a las personas con respeto, valores que marcaron su carrera política.
De la danza al compromiso político.
Durante su juventud, Orsi destacó en algo poco común para su generación: la danza folclórica. Participó en ballets municipales y festivales regionales, pero su pasión por la política se encendió con el retorno de la democracia en Uruguay tras la dictadura militar (1973-1985). Influenciado por cantantes como Alfredo Zitarrosa y Los Olimareños, y por su paso por el Instituto de Profesores Artigas, Orsi encontró en la izquierda su camino ideológico.
Aunque nunca se definió como marxista, reconoce que esta corriente le ayudó a entender la historia. “Soy más pragmático que ideológico”, ha dicho el docente de historia de 57 años, una postura que lo ha diferenciado en el ámbito político.
Un ascenso impulsado por Mujica.
En 1990, Orsi se unió al Movimiento de Participación Popular (MPP), el grupo liderado por José “Pepe” Mujica dentro del Frente Amplio. Mujica, quien lo describe como un “hombre de consenso”, fue clave en su carrera. “Si Orsi tiene un defecto, es que es demasiado bueno”, afirmó el expresidente en una entrevista reciente.
La experiencia como intendente de Canelones, el segundo departamento más poblado de Uruguay, fue determinante para que Orsi consolidara su perfil político. Su gestión, marcada por altos niveles de aprobación, lo preparó para enfrentar desafíos nacionales.
El regreso de la izquierda al poder.
Con el 49,8% de los votos, Orsi derrotó en balotaje al oficialista Álvaro Delgado, devolviendo el poder al Frente Amplio tras cuatro años en la oposición. “Voy a ser el presidente que construya una sociedad más integrada”, aseguró en su discurso de victoria.
Su mandato, sin embargo, no estará exento de retos. Gobernará sin mayoría en la Cámara de Diputados y enfrentará presiones tanto de sindicatos como del sector empresarial. A nivel regional, Orsi se ha mostrado cercano a líderes como Lula da Silva, Gabriel Boric y Gustavo Petro, aunque ha mantenido una postura crítica hacia el régimen venezolano.
Un presidente con los pies en la tierra.
Padre de mellizos de 12 años, fruto de su matrimonio con la bailarina Laura Alonsopérez, Orsi se define como un hombre sencillo. Con su característico acento canario, ha demostrado ser un político que prioriza el diálogo y el consenso.
Ahora, le toca enfrentar el desafío más grande de su vida: liderar una nación y demostrar que, como dijo Mujica, “es un producto de una escuela de negociación y resiliencia”. ¿Podrá Yamandú Orsi seguir los pasos de su mentor y dejar una huella en la historia de Uruguay? Solo el tiempo lo dirá. ⏳