El video es impactante y difícil de ignorar. Un grupo de hombres armados en Sudán están manipulando objetos sobre una mesa. Al principio, no se entienden bien, pero pronto se vuelven claros: un pasaporte colombiano con el nombre de Christian Lombana Moncayo, su cédula y una carta escrita a mano que parece de un niño, diciendo que espera que su padre pueda seguir compartiendo momentos con él.
El video, que dura poco más de dos minutos, se subió en redes sociales junto con otros dos videos, en los que se asegura que un grupo de “mercenarios extranjeros” fue eliminado en un operativo relacionado con un tráfico de armas entre Libia y Sudán. Lombana Moncayo, quien es uno de los cientos de colombianos que han estado en medio de la feroz batalla entre las fuerzas regulares de Sudán (FAS) y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), ha estado en este conflicto desde abril de 2023. Este choque ha dejado decenas de miles de muertos y millones de desplazados, convirtiéndose en una de las peores crisis humanitarias actuales.
Según un reporte del medio colombiano La Silla Vacía, y respaldado por expertos, unos 300 exmilitares colombianos podrían estar involucrados en el conflicto. Este dato aún no se puede verificar completamente, pero Mario Urueña Sánchez, especialista en seguridad de la Universidad del Rosario, lo considera plausible. El 29 de noviembre, las FAS anunciaron que habían matado a 22 colombianos en un ataque con drones en Darfur, una de las zonas más calientes del conflicto.
¿Por qué colombianos en Sudán?
Es un fenómeno que no es nuevo. Desde hace años, exmilitares colombianos, algunos retirados y otros activos, han sido reclutados para participar en conflictos internacionales. Colombia, debido a su largo conflicto armado interno y la lucha contra el narcotráfico, tiene una gran cantidad de soldados veteranos que, por bajos ingresos y pocas oportunidades laborales, terminan trabajando como mercenarios. Algunos lo hacen en países como Ucrania, Afganistán, o Irak, y ahora, en Sudán, donde el salario puede ser mucho más alto que en Colombia.
El exmilitar Alfonso Manzur, ahora especialista en políticas públicas para veteranos en Colombia, asegura que el número de colombianos en misiones extranjeras ha crecido en los últimos años, sobre todo por el Plan Colombia, un acuerdo con Estados Unidos que ayudó a combatir el narcotráfico pero dejó a muchos militares sin una pensión adecuada para vivir.
El engaño detrás de los contratos.
Lo que sorprende es cómo muchos de estos exmilitares son engañados para viajar a Emiratos Árabes Unidos (EAU) bajo promesas de trabajos de seguridad que no tienen nada que ver con la guerra. Varios de ellos terminan, como Lombana Moncayo, en Sudán, luchando junto a los paramilitares FAR.
El presidente Gustavo Petro ya pidió a la cancillería colombiana buscar formas de traer de vuelta a estos jóvenes engañados, mientras que las autoridades colombianas admiten conocer el fenómeno, señalando que muchos de estos exsoldados terminan en conflictos internacionales a través de redes de trata de personas.
Al parecer, muchos de los reclutamientos están siendo hechos por empresas que, en el pasado, han contratado colombianos para labores de seguridad en EAU. Se dice que EAU tiene una relación con las FAR en Sudán, aunque las autoridades de este país han negado cualquier vínculo con el conflicto.
¿Y Emiratos Árabes Unidos?
Lo más intrigante de todo esto es el papel que juega EAU. Aunque este país niega estar involucrado en el conflicto de Sudán, las sospechas siguen. EAU ha sido un destino popular para los exmilitares colombianos, quienes, atraídos por los altos salarios, se van a trabajar en seguridad y luego acaban en medio de batallas como las de Yemen o ahora Sudán.
Como le dijo a BBC Mundo el académico Urueña Sánchez, EAU tiene intereses políticos en Sudán, siendo afín a las FAR. Y aunque no se ha comprobado el vínculo directo, las conexiones entre EAU y las empresas reclutadoras que envían colombianos a este conflicto parecen ser cada vez más evidentes.
Un mercado peligroso.
La historia de los exmilitares colombianos en Sudán es solo una cara del mercado oscuro que los recluta. Muchos de estos veteranos, con años de experiencia enfrentándose a grupos armados y carteles de droga, terminan involucrados en guerras extranjeras por unos pocos miles de dólares. Lo peor es que, como ocurrió en Haití con el asesinato de su presidente, algunos se han visto involucrados en hechos aún más oscuros.
Petro fue claro: “El mercenarismo debe prohibirse en Colombia”. Los exmilitares necesitan una mejor calidad de vida, y aquellos que están detrás de estos contratos oscuros deben ser castigados. La realidad, como siempre, es más compleja de lo que parece, pero el gobierno colombiano tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos de caer en estos engaños.