A pesar de que la inflación ha disminuido en comparación con el año pasado, los costos continúan elevados y no se vislumbra una reducción en los mismos en el corto plazo.
Las frases como “¡Todo está carísimo!” o “¿Cuándo se abaratarán las cosas?” son comunes en los corredores de mercados, supermercados y tiendas de autoservicio. El año pasado, las familias enfrentaron una fuerte inflación, lo que redujo su capacidad de compra debido al alza en los precios.
A pesar de que en el último año la inflación alcanzó niveles no vistos en veinte años, superando el 8%, el índice en julio de este año se situó en el punto más bajo desde marzo de 2021, con una tasa anual del 4.79%, marcando seis meses de ralentización consecutiva.
Sin embargo, este descenso de la inflación no se traduce en un alivio financiero para los ciudadanos. Al comprar víveres, es evidente que los precios de los productos siguen siendo elevados y en algunos casos han aumentado, lo que lleva a cuestionarse: ¿Por qué si la inflación está cayendo, los precios no lo hacen?
Gabriela Siller, directora de análisis económico en Banco Base, explicó previamente que incluso cuando la inflación se ralentice, no necesariamente se reflejará en una disminución de los precios, y que es improbable que se vuelvan a los niveles pre-pandémicos.
Por otro lado, Iván Arias, director de estudios económicos en Citibanamex, argumentó que es común que se perciban precios elevados, ya que la desaceleración en la inflación solo significa que el aumento en los precios es más lento que el año anterior, pero los precios siguen subiendo.
“Podemos compararlo con manejar a cierta velocidad. Si vas a 100 kilómetros por hora y luego reduces a 80 kilómetros, sigues avanzando a un ritmo menor. Es igual con los precios: disminuyen su crecimiento, pero siguen al alza”, ejemplificó Gabriela Siller.
La Deflación, un Fenómeno no Beneficioso Entonces, ¿cuándo veremos una disminución en los precios? El director de estudios económicos de Citibanamex explicó que para que los precios bajen tendría que haber deflación, lo cual no sería conveniente ni positivo para ningún país.
Humberto Aguirre, experto en economía y finanzas de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), detalló que si bien la deflación implica una caída en los precios de bienes y servicios, es un indicador desfavorable para el país, ya que señala problemas de consumo y una demanda débil, lo que a su vez lleva a menor productividad y empleo, resultando en una baja actividad económica.
Inflación Diferente para Cada Hogar Mexicano La inflación se calcula mediante el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Sin embargo, este índice no refleja los gastos individuales de cada familia. Por tanto, cuando hay fluctuaciones en la inflación, las familias pueden sentirlo o no, dependiendo de sus propios hábitos de consumo.
“Cada familia tiene su propia inflación. La baja en la inflación puede no sentirse porque cada persona tiene diferentes hábitos de consumo. Por ejemplo, dos familias pueden tener el mismo poder adquisitivo, pero si una de ellas consume mucha tortilla y esta sube de precio, lo resentirán más”, comentó Humberto Aguirre.
Además, el INPC, que mide la inflación, es un indicador a nivel nacional. Por lo tanto, hay productos que no están disponibles en todas las regiones. La selección de productos específicos en cada región da lugar a diferentes tasas de inflación, incluso a nivel estatal, según explicó el experto.