El caso de #SarahSharif: El horror de un sistema fallido de protección infantil en #ReinoUnido.

El 10 de agosto de 2023, el cuerpo sin vida de Sarah Sharif, una niña de solo 10 años, fue encontrado en su casa de Surrey, al sureste de Londres. Estaba tendida sobre una litera, completamente sola y cubierta con una manta. Cuando la policía llegó, se descubrió que Sarah había sido brutalmente asesinada dos días antes.

Las heridas en su pequeño cuerpo eran horrendas: quemaduras, hematomas severos, fracturas y posibles mordeduras humanas. La autopsia confirmó lo peor: su muerte no fue accidental.

El caso de Sarah es escalofriante, y más aún porque, al llegar los oficiales al lugar, su padre, Urfan Sharif, y su madrastra, Beinash Batool, ya habían huido a Pakistán. Lo peor vino después, cuando Sharif llamó a la policía desde Pakistán, admitiendo que había matado a su hija, alegando que “la castigó de manera legal”, pero sin intención de matarla. Sin embargo, una carta escrita por él dejó en claro lo contrario: en ella, decía que había perdido el control y cometido el asesinato.

Mientras tanto, la policía en Pakistán comenzó una búsqueda para localizar a los fugitivos, y finalmente los tres fueron detenidos en el aeropuerto de Gatwick, en Londres, cuando regresaron al Reino Unido.

Una pesadilla de abusos continuos.

El juicio de los acusados comenzó más de un año después del descubrimiento del cuerpo. Durante las ocho semanas de juicio, se revelaron detalles desgarradores sobre la vida de Sarah. Se habló de una “campaña de tortura” que la niña había sufrido por parte de su padre y su madrastra durante años. Incluso se mostró un video de Sarah bailando dos días antes de su muerte. A primera vista parecía una grabación inocente, pero al analizarla más de cerca, se descubrió que la niña estaba cubierta de hematomas y con una herida profunda en su rostro.

La autopsia reveló 71 lesiones, entre ellas, quemaduras con plancha y agua hirviendo, además de múltiples fracturas provocadas por golpizas con objetos como un bate de críquet y un teléfono móvil.

El sistema de protección infantil falló estrepitosamente.

Sarah fue colocada bajo protección infantil desde su nacimiento debido a las preocupaciones sobre sus padres. A pesar de estar en un sistema de cuidado, el 2019 un tribunal decidió entregarle la custodia a su padre. En los años previos a su muerte, los maestros de la niña notaron moretones y señales claras de abuso, pero las denuncias a los servicios sociales no fueron suficientes para evitar lo peor.

El asesinato de Sarah expuso “las fallas profundas” en el sistema de protección infantil del Reino Unido. La comisionada para la infancia, Rachel de Souza, declaró que la muerte de la niña dejó en evidencia que “la red de seguridad social le falló de manera cruel”. De Souza enfatizó que no debería haberse permitido que Sarah recibiera educación en casa, pues eso hizo que desapareciera del radar de las autoridades. “Estar en la escuela es una protección”, afirmó.

El caso ha dejado una marca profunda en la sociedad británica, y se han propuesto reformas en las políticas de protección infantil, buscando evitar que otra tragedia como esta se repita.

Un juicio que sacudió al país.

El 11 de diciembre, después de un juicio conmovedor, Sharif y Batool fueron declarados culpables de asesinato. Faisal Malik, hermano de Urfan Sharif, también fue condenado por permitir la muerte de Sarah.

El detective Mark Chapman, quien lideró la investigación, dijo que nunca había visto “un sufrimiento tan atroz en una persona tan joven” en sus 30 años de carrera. El caso sigue siendo un recordatorio doloroso de las profundas fallas del sistema, que no logró proteger a Sarah en su momento de mayor vulnerabilidad.

Autor Itzel G. Bandala

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