Donald Trump Jr. aterrizó en Groenlandia este martes, y aunque su padre, el presidente electo de EE.UU., ha mostrado un interés continuo por adquirir la isla más grande del mundo, la situación sigue siendo todo un enigma. A pesar de las claras advertencias de Groenlandia de que “no está a la venta”, Trump no se rinde y su hijo, Donald Jr., aprovechó para hacer una “parada divertida”, según él mismo comentó. “Como amante del aire libre, estoy emocionado de estar aquí”, dijo en entrevista.
Este viaje solo ha aumentado los rumores sobre las verdaderas intenciones de Trump para con Groenlandia. En diciembre, el magnate reiteró su deseo de que la isla sea parte de EE.UU., calificándola de “necesidad absoluta” para la seguridad nacional. Y aunque en una conferencia de prensa reciente negó hablar de “coacción militar o económica”, también dejó en claro que la isla es crucial para la seguridad económica de su país.
Lo curioso es que, además de la ubicación estratégica de Groenlandia, varios expertos apuntan a que Trump podría estar mirando más allá de su ubicación geopolítica, enfocándose en los recursos naturales de la isla, como metales raros, que podrían convertirse en un tesoro a medida que el cambio climático haga que estos sean más accesibles.
Un lugar estratégico entre dos potencias.
Groenlandia no es solo un territorio helado y lejano. Con más de 56,000 habitantes, esta isla ocupa una posición geopolítica clave, especialmente para EE.UU. y Europa. Su capital, Nuuk, está más cerca de Nueva York que de Copenhague, lo que le da una ventaja estratégica única. A lo largo de la historia, Estados Unidos ha tenido interés en la isla, especialmente durante la Guerra Fría, cuando consideraba la isla como un puesto clave para frenar cualquier posible ataque ruso.
De hecho, no es la primera vez que un presidente de EE.UU. plantea la compra de Groenlandia. En 1867, Andrew Johnson pensó en adquirirla, y a finales de la Segunda Guerra Mundial, la administración de Truman ofreció US$ 100 millones a Dinamarca para hacerse con ella. Pero hasta ahora, nada de eso ha sucedido. Sin embargo, en virtud de un acuerdo de defensa de 1951, EE.UU. obtuvo una base aérea en el noroeste de Groenlandia, la famosa Base Espacial Pituffik, desde donde se monitorean amenazas desde el Ártico.
El oro blanco del futuro: recursos naturales.
Si bien el interés estratégico es claro, otro de los factores que podría estar atrayendo a Trump son los minerales de tierras raras. Estos metales son esenciales para las industrias de los vehículos eléctricos y las turbinas eólicas, además de ser vitales para equipos militares. Y en medio de las tensiones con China, que domina la producción de estos minerales, Groenlandia se presenta como un terreno clave para evitar que el país asiático tenga tanto control sobre recursos críticos.
El cambio climático como aliado.
La crisis climática también juega un papel importante en los planes de Trump. A medida que el Ártico se derrite, se están abriendo nuevas rutas marítimas en Groenlandia, lo que reduce los tiempos de navegación y abre oportunidades económicas. A pesar de que algunos expertos alertan que estas aguas aún pueden ser peligrosas, Trump parece haber intuido las posibles ventajas de un Ártico más accesible.
Independencia y resistencia en Groenlandia.
Pero la idea de que Groenlandia sea vendida sigue siendo una fantasía para muchos. Los gobiernos tanto de Dinamarca como de Groenlandia se han opuesto rotundamente a esta posibilidad. La primera ministra de Groenlandia, Múte Egede, dejó claro en sus redes sociales que “no estamos a la venta”. Y no solo eso, en los últimos meses, Groenlandia ha intensificado su lucha por la independencia, lo que ha generado una creciente tensión con Dinamarca.
A pesar de los intentos de EE.UU. por acercarse más a Groenlandia, algunos políticos en la isla han sugerido que podría existir una forma de asociación especial, similar a la que EE.UU. tiene con las Islas Marshall. Sin embargo, muchos groenlandeses, incluidos políticos como el ex primer ministro Kuupik V. Kleist, se muestran escépticos ante la posibilidad de que esto sea más que una mera fantasía política.
¿Una jugada más de Trump o un verdadero interés?
Por ahora, no está claro si Trump realmente planea tomar medidas para adquirir Groenlandia o si todo esto es solo una táctica de negociación. Tal vez sea solo una de sus tantas “bravuconadas”, o quizá esté buscando algo más. ¿Qué opinas? ¿Deberíamos esperar un cambio radical en la política exterior de EE.UU. hacia Groenlandia? 🤔