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La capital de Haití, Puerto Príncipe, se ha convertido en una ciudad fantasma. La violencia desatada por las bandas criminales ha obligado a más del 87% de sus habitantes a abandonar sus hogares, según los últimos informes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Más de 261,000 personas en el área metropolitana de la ciudad han tenido que huir, ya que las bandas controlan aproximadamente el 85% de la zona. La situación es crítica: Haití ha visto cómo el número de desplazados se triplicó en comparación con 2023, pasando de 315,000 a más de 1 millón de personas desplazadas. Y lo peor, la mitad de esos desplazados son niños.
“Actualmente, alrededor de 1.041.000 personas viven desplazadas en el país, y la mayoría de ellas han tenido que mudarse varias veces”, comentó el portavoz de la OIM, Kennedy Okoth.
Mientras las bandas dominan la ciudad, muchos de los servicios esenciales han colapsado: las escuelas, los hospitales y hasta las comisarías están siendo abandonadas. En barrios como Delmas y Bel Air, las calles permanecen vacías, con escuelas cerradas y hospitales desiertos, como el Hospital Fontaine, que tuvo que cerrar por los enfrentamientos entre bandas.
En medio de este caos, las personas que huyen se dirigen a las zonas rurales, donde los recursos son muy limitados y la ayuda es escasa. “Las familias están tratando de sobrevivir en refugios improvisados, pero enfrentan enormes riesgos para su salud y seguridad”, explicó la OIM.
A pesar de los intentos por restaurar el orden, como la llegada de una fuerza multinacional respaldada por la ONU, el control de las bandas sigue intacto. Los recursos de la fuerza policial internacional son insuficientes para enfrentar el poderío de las bandas armadas.
El país vive una crisis política también, ya que el Consejo Presidencial de Transición, creado para organizar elecciones y restaurar el orden democrático, no ha logrado fijar una fecha para los comicios.
La situación es desesperante, y mientras las autoridades luchan por contener el caos, la violencia sigue cobrando vidas. El año pasado, más de 5,600 personas perdieron la vida debido a los enfrentamientos entre bandas.
Puerto Príncipe, que alguna vez fue el corazón de Haití, hoy está sumida en un colapso total. Las calles vacías y los edificios abandonados cuentan la triste historia de una ciudad que ha sido tomada por la violencia.
