Si buscas al cerebro detrás de las políticas migratorias más extremas de Trump, la respuesta es clara: Stephen Miller. A sus 39 años, este republicano ultraconservador ha sido el principal responsable de algunas de las medidas más polémicas de Trump, como la separación de familias migrantes. Pero ahora, no solo se ha ganado un puesto clave en la Casa Blanca como subdirector de políticas y asesor de seguridad nacional, sino que también ha ganado más poder e influencia.
Desde que Trump asumió su segundo mandato, ha firmado órdenes ejecutivas con el sello de Miller, como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento y la declaración de emergencia nacional en la frontera sur. Este enfoque tan nacionalista y dura línea migratoria es algo que Miller promueve desde el principio del movimiento trumpista, y no tiene reparos en defender sus ideas en los medios.
“Usaremos todo el poder de las fuerzas federales bajo el mando y dirección del presidente Trump para salvar a este país de esta ocupación”, dijo recientemente a Fox News. 😲
¿Cómo llegó hasta aquí?
Nacido en 1985 en Santa Mónica, California, Miller mostró desde joven un interés por la política, siempre influenciado por figuras y medios conservadores. A los 16 años, escribió una carta a un periódico local criticando la falta de patriotismo en su escuela, llegando a exigir que los estudiantes latinos solo hablen en inglés.
Su formación política se consolidó en la Universidad de Duke, donde, además de graduarse en Ciencias Políticas en 2007, defendió a un grupo de jugadores de lacrosse acusados injustamente de violación, lo que le dio una visibilidad temprana. Fue durante estos años cuando comenzó a vincularse con figuras como Richard Spencer, un conocido supremacista blanco, aunque Miller siempre ha negado una relación cercana.
A partir de ahí, trabajó como asesor de comunicaciones para varios congresistas republicanos, y en 2009 se unió al equipo de Jeff Sessions, quien le dio su oportunidad para profundizar en la política migratoria, especialmente al oponerse a la reforma migratoria de 2013.
Cuando Trump arrancó su campaña en 2016, Miller se unió como asesor de políticas y redactor de discursos, y fue clave en la creación del tono nacionalista y antiinmigrante de los discursos de Trump, incluyendo el veto migratorio y la separación de familias en su primer mandato.
Su ascenso al poder.
Miller no es solo un estratega, sino también un operador político que sabe cómo manejarse entre bastidores. Según fuentes como Politico, ha logrado imponer su agenda con mucha destreza, evitando que otras figuras dentro del gobierno se interpongan en sus planes.
A medida que Trump empezó su segundo mandato, Miller fue asignado a un rol aún más central en la política migratoria, convirtiéndose en el principal impulsor de medidas como la eliminación de la ciudadanía por nacimiento y el regreso del Título 42, que permite cerrar la frontera por razones de salud pública.
Entre sus órdenes más controvertidas, Miller también incluyó la militarización de la frontera sur y la denegación de asilo a muchos migrantes. Su estrategia es simple pero eficaz: saturar a la oposición y a los medios con un flujo constante de órdenes ejecutivas, lo que hace difícil para cualquier opositor reaccionar.
Lealtad total a Trump.
Una de las características que definen a Miller es su lealtad inquebrantable a Trump. Desde el inicio de la campaña de 2016, Miller ha sido uno de los aliados más cercanos del presidente, y esa fidelidad ha sido clave para su permanencia en el poder.
Aunque a veces se ha distanciado de ciertos aliados, como cuando Jeff Sessions fue removido de su puesto de fiscal general, Miller nunca ha dudado en defender a Trump y sus decisiones, incluso cuando otros miembros del gobierno se han alejado.
Una figura divisiva.
Las políticas que Miller ha diseñado no han dejado indiferente a nadie. Mientras que para los partidarios de Trump, Miller es un estratega brillante que ha fortalecido la seguridad nacional, para sus detractores es el autor de políticas extremas y discriminatorias que atacan los derechos fundamentales de los migrantes y las comunidades más vulnerables. Organizaciones como la ACLU y el Southern Poverty Law Center han denunciado su enfoque como un ataque directo a los valores de Estados Unidos.
Lo que está claro es que, sin importar de qué lado se mire, Stephen Miller ha dejado una huella indeleble en la política migratoria de EE.UU., y su legado probablemente seguirá siendo objeto de discusión durante años.