La Intolerancia de #MiguelPeña: Vandalismo a obras comunitarias revela un presidente pequeño y arbitrario en #Mixquiahuala.

En un acto flagrante de sabotaje político, las acciones de apoyo social impulsados por Antonio Olvera, respetado excandidato y líder comunitario en Mixquiahuala, han sido vandalizados de manera reiterada. Estos actos de destrucción no son meras coincidencias, sino un esfuerzo calculado para socavar la creciente influencia de Toño y el impacto positivo que está generando en la comunidad.

La molestia que estas iniciativas le causan al presidente municipal, Miguel Peña, es tan evidente que no sorprende que las obras comunitarias del Movimiento Independiente hayan amanecido “casualmente” vandalizadas en los últimos días.
Fuentes cercanas al asunto sugieren que estos actos de vandalismo están vinculados directamente a la administración de Peña, cuya hostilidad hacia el movimiento independiente que representa Antonio Olvera e Iram del Castillo ha sido palpable desde hace tiempo. No cabe duda de que el edil, miembro del “grupo universidad” o la “Sosa Nostra” no niega la cruz de su parroquia. Fiel a las prácticas de su grupo político, el vandalismo y la destrucción parecen ser herramientas que Peña maneja con una facilidad pasmosa, sin importar las consecuencias para la comunidad a la que supuestamente debería servir.

Un Líder Mezquino y Destructivo.

Las acciones de Peñs revelan a un presidentito más preocupado por mantener su control sobre el poder que por atender las necesidades de la gente de Mixquiahuala. Al atacar las buenas acciones, Peña no solo está agrediendo a un rival político; está atacando el tejido mismo de la comunidad, privando a sus miembros más vulnerables del apoyo que tanto necesitan.

Los programas de apoyo social liderados por Olvera han sido un salvavidas para muchos en Mixquiahuala, proporcionando servicios y ayuda esenciales a quienes han sido desatendidos por la actual administración. El vandalismo a estas iniciativas es un asalto directo al bienestar de la comunidad. Es un acto vergonzoso que prioriza el ego político sobre el servicio público.
Esto no es liderazgo; es cobardía disfrazada de gobernanza. La incapacidad de Peña para tolerar cualquier forma de oposición, incluso cuando se presenta en forma de mejoramiento comunitario, expone una profunda inseguridad y un malentendido fundamental de lo que significa ser un servidor público. Un verdadero líder acogería iniciativas que benefician a la gente, sin importar quién las encabece. En cambio, la implicación de Peña en estos actos de vandalismo lo pinta como un tirano mezquino, más interesado en destruir lo que no puede controlar que en construir un futuro mejor para Mixquiahuala.

Pero dice refrán, “Intentaron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas”. Los intentos de Peña por sabotear el trabajo del Movimiento Independiente solo servirán para fortalecer la determinación de quienes creen en un futuro más brillante para Mixquiahuala. La gente no olvidará esta traición, y cuando llegue el momento, recordará quién estuvo a su lado y quién en su contra.


Miguel Peña puede pensar que puede vandalizar su camino hacia la victoria, pero la historia ha demostrado que tales tácticas solo aceleran la caída de quienes las emplean. La gente de Mixquiahuala está observando, y no se dejará influir por el miedo o la destrucción. Se levantarán, unidos, y demandarán el liderazgo que merecen.

Autor Itzel G. Bandala