Tatiana Andia, la profesora colombiana que decidió no someterse a tratamientos agresivos tras ser diagnosticada con un cáncer terminal, falleció este 26 de febrero. Su historia conmovió a muchos, no solo por su valentía, sino por la manera en que eligió vivir sus últimos días.

“Siento mucha fortuna de celebrar en vida mi propio funeral”, dijo en una conversación con BBC Mundo en 2024. Y lo hizo en serio: en vez de enfocarse en la enfermedad, prefirió dedicar su tiempo a estar con sus seres queridos, reír, recordar y disfrutar al máximo cada momento.
Apenas tenía 44 años cuando decidió que no quería quimioterapia, cirugías invasivas ni cuidados intensivos. Para ella, la calidad de vida valía más que el tiempo extra a cualquier costo. “¿Para qué quiero más días si solo voy a sufrir efectos secundarios?”, se preguntó en su columna de despedida en Razón Pública, donde compartió su proceso con una honestidad cruda y conmovedora.

💫 Un adiós sin hospitales, pero lleno de amor.
Desde el principio dejó claro a su familia y médicos que no quería pasar sus últimos días en un hospital. Cuando sufrió convulsiones recientemente, nunca estuvo en duda su decisión: nada de intubaciones ni UCI, solo cuidados en casa, rodeada de amor. “Estoy viviendo un proceso muy lindo de despedida”, aseguró.
Su historia impactó profundamente en Colombia, un país donde muchas veces la vida se ve como un regalo que debe preservarse a toda costa. Pero Tatiana tenía otra visión: agradeció a su cáncer la oportunidad de despedirse bien.
✨ El cáncer le enseñó a vivir más que a morir.
En sus últimos meses, Tatiana y su esposo vivieron de tres meses en tres meses, marcando cada control médico con viajes, encuentros y momentos de felicidad. “Nos deshicimos de todo lo innecesario”, confesó. Italia, amigos, baile, risas… así llenó sus días en vez de hospitales y tratamientos dolorosos.

Su familia, aunque siempre la apoyó, no dejó de debatir con ella. Su padre, médico, comprendió y respetó su postura. “Es mi fan número uno”, decía entre risas.
Al final, Tatiana nos dejó no solo un testimonio de fortaleza, sino también una enseñanza: la muerte puede ser una transición tranquila, llena de amor y sin miedo. Como ella misma lo dijo: “Cuando me vaya, siento que estaré igual, jalándole las patas a quien le cueste ser feliz”. 🕊️