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El virus Coxsackie, también conocido como “mano-pie-boca”, es una infección viral que se transmite rápidamente, especialmente entre niños pequeños. Aunque puede ser contagioso, hay formas de prevenirlo y evitar que se propague.
La clave para mantener a los niños a salvo es una buena higiene y la aplicación de medidas preventivas. Lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de jugar, usar el baño o antes de comer, es uno de los pasos más efectivos para reducir el riesgo de contagio. Además, es fundamental evitar el contacto cercano con personas infectadas.
Si tu niño muestra síntomas como fiebre, sarpullido o úlceras en la boca, es importante que lo lleves al médico y sigas sus indicaciones para evitar que la enfermedad se propague.
Recordemos que la salud infantil es responsabilidad de todos. Con pequeños esfuerzos como estos, podemos proteger a nuestros más pequeños y garantizarles un futuro saludable. 🌱
#PrimeroTuSalud
